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Terrorismo en Ecuador: ¿Sirven los estados de excepción? ¿Hay plan Fénix?
Especialistas precisan si estas medidas resuelven o no la violencia criminal del país. Uniformados han intervenido en zonas conflictivas. ¿Ha servido?
La aplicación del estado de excepción, cuya vigencia llegará a su fin el lunes 8 de abril de 2024, no es la solución a la violencia criminal desatada con crueldad en los últimos días de marzo en gran parte del Ecuador. Así lo sostienen tres especialistas consultados por EXTRA (vídeo al final de la nota). Ellos coinciden en que debe haber un plan integral para combatir la delincuencia organizada, que solo entre el jueves 28 y el domingo 31 de marzo dejó al menos 30 muertos por acciones violentas. Los expertos creen que hasta el momento no se ve tal estrategia, sobre todo porque las cifras reflejarían improvisación.
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En los datos oficiales del denominado Plan Fénix, entre el 9 de enero y el 11 de marzo de este año (los últimos publicados), se evidencia un alto número de aprehensiones. Sin embargo, al prestar atención a las ‘letras pequeñas’, queda expuesto que el porcentaje de detenidos por su relación con bandas terroristas es ínfimo (ver infografía). Por ese motivo, la afectación a estos grupos no sería la esperada y es lo que habría llevado a que el país, nuevamente, empiece a sentir que el terror no se ha ido.
Criminales se adaptan
Renato Rivera, coordinador del Observatorio Ecuatoriano de Crimen Organizado (OECO), explica que existe una ausencia de fortalecimiento institucional y que “más allá de la declaratoria de conflicto armado y estado de excepción, que lo que hace es sacar militares a las calles”, se debe considerar que la lucha contra el crimen organizado es “multidimensional y se debe dar básicamente desde el abordaje de todo el sistema de seguridad y justicia”.
Para él, la disminución de homicidios que se registró en los primeros días del estado de excepción fue únicamente un resultado temporal. “Lo que estamos viendo es que la militarización no funciona en el contexto (...). Las organizaciones criminales se adaptan a nuevos entornos de violencia. Ante la ausencia de un fortalecimiento institucional, era de esperarse”.
El plan Fénix
Julio César Cueva, abogado experto en Derecho Constitucional, reitera que si no hay una política pública en materia de seguridad ciudadana y criminología, “no importa cuántos estados de excepción tengamos, nunca se va a resolver el problema”. Para el jurista, el inconveniente es que las medidas que se han tomado son para situaciones excepcionales. “En consecuencia, duran muy poco tiempo (...). El problema de la delincuencia es de todos los días, no de tres meses, no de seis meses”. Por eso, concluye que el crimen organizado ha logrado “sobrevivir a cualquier estado de excepción”.
Cueva argumenta que la muy baja cantidad de detenidos relacionados con los considerados grupos terroristas evidencia que “no hay un plan”, es decir que el tema se ha manejado de manera improvisada. “Es como el pescador que tira las redes a ver qué pesca y a ver si sale algo que valga la pena”. Para reforzar su punto añade que esta situación es como si el país tuviera cáncer y para combatirlo solo estuviera “tomando pastillas para el dolor de cabeza, pero sin atacar la enfermedad como tal”.
En uno o dos años la respuesta será la misma, si no se toman medidas integrales y se llega a un consenso con otros actores políticos, para mantener las decisiones en favor de la seguridad, independientemente del gobernante de turno, afirma Cueva.
Una situación normalizada
Kléber Carrión conoce de cerca el combate contra el crimen organizado. Sus credenciales como exoficial de Inteligencia, fundador de la Unidad Antisecuestro y Extorsión (Unase) y director del Servicio Nacional de Atención Integral a Personas Adultas Privadas de la Libertad (SNAI), ente a cargo del sistema penitenciario, en Santo Domingo de los Tsáchilas, lo llevan a opinar que la situación delictiva en Ecuador no ha sido contenida, aunque se ha logrado “un cierto control de varias actividades”.
Considera que la ciudadanía ya ha normalizado estas medidas tomadas por el Gobierno, pero aclara algo que “también hay que decirlo: el estado de excepción no ha tenido un cumplimiento tan rígido como en los primeros días”. Eso ha permitido la reacción de los delincuentes, porque además se ha registrado un incremento en delitos como el secuestro o la extorsión, pese a que el Gobierno ha empezado una campaña que expone la supuesta reducción de estos hechos delictivos.
“Estos delitos, al margen de lo que se diga desde las autoridades, tienen una cifra muy elevada. ¿Por qué? Porque el primer requisito de los delincuentes es que no se dé aviso (existen amenazas). Entonces, hablar o dar como ciertas las cifras que dan nuestras autoridades creo que no es prudente ni es efectivo”, señala Carrión. Advierte que hay que tener cuidado con estos datos, sobre todo, porque “estamos en un año electoral y las autoridades no quieren develar sus dificultades y sus debilidades”.
Urgen cambios en estructura jurídica
- Kléber Carrión comenta que no todas las personas aprehendidas quedan en prisión. Según él, pese a que no exista un reporte público, es conocido que un gran porcentaje recupera su libertad y para eso ‘invierten’. “No salen gratuitamente, salen con el auspicio de un abogado y activando el aparato judicial”, asevera.
- Este tipo de acciones deja “en duda a la ciudadanía (...), porque las herramientas jurídicas que permiten todo este círculo vicioso de entrar y salir de un sistema de rehabilitación que no rehabilita a nadie, todavía siguen siendo así. Definitivamente, hay que cambiar toda la estructura jurídica que tenemos”, sentencia.
- Carrión señala que estamos a la espera de una consulta popular que busca cambios legales que la Asamblea Nacional podría ejecutar sin necesidad de generar el gasto en el que se incurrirá. “Hay una ineficiencia por parte de la Asamblea, porque si tuviéramos legisladores que verdaderamente quieren hacer lo que el pueblo necesita, no tendríamos necesidad de botar 40 millones por un lado y, por otro lado, todo el sueldo que se les da a los asambleístas, que no hacen lo mínimo que esperamos desde la ciudadanía: que se pongan de acuerdo en aprobar leyes que nos beneficien”.
Tres días de crímenes y crueldad
- A una semana de que termine el estado de excepción ampliado, se ha reactivado en el país la violencia criminal y la guerra entre bandas delictivas, dejando tras de sí una terrible estela de muerte y dolor. Entre el jueves 28 y domingo 31 de marzo de 2024, el país registró acciones violentas que dejaron al menos 30 muertos en Manabí, Guayas, Los Ríos y Santa Elena.
- El jueves, en Durán un padre, una madre y su hijo fueron asesinados por sicarios que entraron a su casa. Y en Samborondón el concejal alterno Julio César Ronquillo fue secuestrado y asesinado. Pero las acciones más brutales se dieron en Manabí. En Puerto López, 20 sujetos ingresaron a un hotel y secuestraron a 11 personas. La madrugada del viernes 29, cinco de ellos aparecieron muertos entre unos matorrales.
- En su cuenta en la red social X el presidente Daniel Noboa señaló que “esta es una muestra de que el narcoterrorismo y sus aliados están buscando espacios para atemorizarnos, pero no lo lograrán”. Sin embargo, la noche de ese mismo día, en Manta, tres ataques casi simultáneos en populosos barrios de la urbe dejaron 10 muertos.
- Otros atentados en Posorja (Guayas) dejaron dos muertos y tres heridos. En Anconcito, Santa Elena, un adolescente de 14 años fue asesinado a bala. Y en la provincia de Los Ríos, en menos de cuatro horas tres personas fueron liquidadas en Babahoyo, Baba y Puebloviejo.
- Para completar, este sábado, en el Guasmo de Guayaquil, un ataque en una cancha de vóley dejó 9 fallecidos y 10 heridos. (VTL)
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