El devastador terremoto de 6,8 grados de magnitud que sacudió el pasado martes la región del Tíbet, en Asia central, deja hasta ahora al menos 126 muertos y más de 500 réplicas. El epicentro del sismo se localizó en el condado de Tingri, en la prefectura de Shigatse, a unos 85 kilómetros del monte Everest, una de las zonas más remotas y de difícil acceso en la cordillera del Himalaya. La magnitud de los daños ha dejado una estela de destrucción, con miles de personas desplazadas y un panorama incierto para los habitantes de la región.

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Las autoridades locales informaron que el sismo provocó el colapso de más de 3.600 viviendas, atrapando a cientos de personas bajo los escombros. Según el último informe oficial, se han rescatado 407 personas con vida de entre los escombros, mientras continúan los trabajos de rescate bajo condiciones extremas. Con temperaturas que se prevé bajen hasta los 17 grados bajo cero, los equipos de emergencia enfrentan serias dificultades para asistir a los damnificados, quienes han sido reubicados en campamentos improvisados.

A las complicaciones del terremoto se suman las más de 500 réplicas registradas hasta la mañana de este miércoles, lo que ha elevado aún más el nivel de riesgo y las preocupaciones por nuevos desastres secundarios. De las réplicas, 24 han superado los 3 grados de magnitud, y tres alcanzaron los 4 grados, lo que mantiene en alerta constante a las autoridades y a la población. La incertidumbre persiste, y la prioridad de los equipos de rescate sigue siendo salvar vidas, mientras la región vive momentos de angustia y desesperación.

China acelera el rescate en el Tíbet

El Gobierno chino ha desplegado a más de 14.000 efectivos en tareas de rescate y apoyo humanitario. La respuesta a la tragedia ha incluido el envío de unos 22.000 artículos de socorro, entre los que destacan tiendas de campaña, abrigos de invierno, camas plegables y otros materiales específicos para enfrentar las condiciones extremas del Tíbet, una zona de gran altitud. La ayuda sigue llegando, pero las necesidades continúan creciendo a medida que se suman nuevos damnificados.

El presidente chino, Xi Jinping, ha expresado su apoyo a los esfuerzos de rescate y subrayado la necesidad de evitar desastres secundarios, como deslizamientos de tierra o nuevos temblores. Asimismo, pidió a las autoridades locales que trabajen para garantizar la seguridad de los afectados y coordinen el reasentamiento de los residentes de las áreas más afectadas. Por su parte, el viceprimer ministro Zhang Guoqing se encuentra en la zona supervisando las labores de auxilio.

El Tíbet, una región propensa a terremotos debido a su ubicación en la zona de fricción entre las placas tectónicas asiática e india, ha sufrido otras tragedias sísmicas en el pasado. A pesar de la baja densidad de población, los terremotos en esta área tienen un impacto devastador debido a las difíciles condiciones geográficas y climáticas. En diciembre de 2023, un sismo similar dejó más de 150 muertos en las provincias cercanas de Qinghai y Gansu. Los esfuerzos por reconstruir y rehabilitar la zona del Tíbet recién comenzarán una vez que las réplicas cesen y las condiciones de seguridad mejoren.

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