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La estrategia de los asaltos en la Mariscal Sucre
Romina fue víctima de un asalto mientras iba como pasajera en un taxi. Dos tipos se lanzaron al auto. Uno de ellos le quitó el teléfono, la cartera y le hirió en la mano con un cuchillo.
Romina (nombre protegido) sabe que no fueron más de 30 segundos de terror los que vivió durante un asalto. Aun así, en ese instante, el tiempo se le “hizo eterno”, incluso pensó que perdería la vida.
Fue la noche del miércoles cuando asistió al colegio de su hijo para entregar unos materiales. Al terminar la gestión salió del plantel educativo y tomó un taxi rumbo a su casa en el sector El Bosque, norte de Quito.
El vehículo amarillo circulaba por la avenida Mariscal Sucre, pasadas las 18:30, cuando su pesadilla empezó.
La mujer iba en el asiento trasero de la unidad. De repente vio a dos tipos lanzarse hacia el vehículo en movimiento y abrir la puerta.
Un hombre alto, con cuchillo en mano, se abalanzó a su celular, mientras que el otro lo esperaba a un lado. “Estaba en shock, me recosté hacia un costado, pero él me decía dame el teléfono o te mato, ¡te mato!”, recordó la mujer.
Luego el hombre vio la cartera que Romina llevaba entre las piernas y le clavó el cuchillo en los dedos para que se la entregara. “No fue un corte profundo, pero se me infectó. Afortunadamente no llevaba mis documentos, solo el dinero del transporte del niño y el de otros gastos”, revela.
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Ella siente que el conductor del auto amarillo intentó protegerla, pero poco pudo hacer por su pasajera, sobre todo porque los hombres estaban armados y él también temió por su vida.
“Sé que él quería ayudarme, hasta sacó una varilla, pero ese hombre era tan intimidante. Tenía una cara y estaba dispuesto a todo. Pensé que iba a morir”, explica.
Romina recuerda poco de lo que sucedió después y hacia dónde huyeron los sujetos, solo tiene presente que llegó a casa temblando y pudo contar a sus allegados sobre lo que había vivido.
“Mi hijo me preguntó cómo eran los hombres que me asaltaron porque él desde su buseta también los había visto parados junto a las mallas”, añade.
Hoy, el incidente la mantiene atemorizada, especialmente porque después del robo ha recibido llamadas a su hogar. “Algunos conocidos me dicen que les están llamando para pedirles recargas y cosas así”, explica.
Otros Casos
Juan Carlos Moscoso vivió lo mismo esa noche. Iba con su esposa y, debido al tráfico, el vehículo poco avanzaba.
La única diferencia es que los tipos golpearon el vidrio con un arma de fuego y le quitar el teléfono. La descripción del afectado sobre sus atacantes coincide con la de Romina por lo que cree que los implicados tienen estudiada la zona. “La verdad no llamó a la Policía porque sé que fue un descuido al entretenernos en el teléfono”, concluye.
En época de lluvias, y especialmente en la noche, ese área se ha convertido en zona de asaltos debido al tráfico. A los delincuentes no les importa, incluso, si el auto está en movimiento. Sorprenden a sus víctimas. Aunque esta no es una nueva modalidad de robo, el invierno la ha vuelto más frecuente. (AAM)