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Quito
Quito: familiares de víctima de accidente de tránsito hicieron un plantón
Piden que el implicado en el accidente que acabó con la vida del hombre, de 33 años, sea detenido. Dicen que “estaba ebrio”.
La familia de Damián Sampedro no halla consuelo desde la madrugada del sábado 30 de abril de 2022, cuando el hombre, de 33 años, perdió la vida en un accidente de tránsito, en Quito.
Allegados y amigos realizaron, ayer en la mañana, un plantón en la Fiscalía de Tránsito para exigir justicia.
El hecho ocurrió en la avenida Galo Plaza Lasso, cerca del Comité del Pueblo, en el norte. Damián iba en su auto y estaba a dos cuadras de su casa. De repente, un auto de alta gama (Camaro) lo impactó por la parte trasera.
Su hermano Paúl contó que “perdió pista y chocó contra un árbol”. A llegar al lugar, vio a su ñaño en la ambulancia de Criminalística.
La autopsia determinó que Damián murió por laceraciones internas. “El impacto fue muy fuerte”, dijo Paúl.
UNA TEORÍA
Luego del choque, el conductor del Camaro habría huido a bordo de una motocicleta. Según la información recabada por la familia Sampedro, el implicado supuestamente le pidió al motorizado que lo llevara y que él le pagaría más adelante.
“Finalmente parece que (el motociclista) se arrepintió y le regresó (al lugar de los hechos)”, comentó Carlos Sampedro, padre de Damián.
En ese momento ya había llegado un equipo del Cuerpo de Bomberos de Quito y lo retuvieron para ponerlo a órdenes de la autoridad.
“Yo vi los resultados de la prueba de alcohol en la sangre y marcaba 1,32 grados”, aseguró a EXTRA Paúl.
Según el Código Integral Penal (COIP), el máximo permitido para conducir es de 1,2 grados. “Estaba en completo estado de embriaguez”, añadió el hermano.
Sin embargo, en la audiencia de calificación de flagrancia al implicado se le otorgaron medidas sustitutivas y la prohibición de enajenación del vehículo. Es decir, no está detenido. “Queremos que se haga justicia, que el dinero no pese más”, dijo el progenitor de Damián.
La víctima dejó un hijo de cuatro años en la orfandad y, además, ofrecía el servicio de transporte particular a conocidos. “Yo le dije que ya no hiciera eso, que es peligroso, y me contestó que ese recorrido era el último”, lamentó el padre.