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Quito
Los pies de joven músico fueron aplastados por un Trolebús
La víctima, quien podría perder su extremidad izquierda, sostiene que el conductor es el responsable. La Empresa de Pasajeros dijo que habrá indemnización cuando las investigaciones determinen responsabilidades.
Felipe Poveda ha dejado de lado su contrabajo (instrumento musical de cuerda) por dolorosos procedimientos médicos. Ruega que los médicos logren salvar su pie izquierdo.
Los pies del joven músico fueron aplastados por las llantas de una unidad de Trolebús el 11 de octubre, pero decidió hacer público su caso esta semana. Cuenta que esa tarde, pasadas las 18:00, quería bajarse del Trole en la parada de El Florón, norte de Quito, y cayó debajo del vehículo.
Exige que la Empresa de Pasajeros, encargada de la operación del sistema municipal de transporte, se haga cargo de los gastos médicos y su recuperación. Eso no será pronto.
El automotor, que sin pasajeros pesa entre 12 y 14 toneladas, le pasó por encima. Quedó tirado sobre el asfalto adolorido. “Ningún funcionario del Trole me ayudó. Se quedó conmigo un señor y él llamó al 911”, relata.
El automotor tampoco habría detenido su marcha a pesar de los gritos de los usuarios que presenciaron el arrollamiento de Felipe, de 24 años, según cuenta el afectado.
Esos minutos de angustia también eran decisivos, pues su pie izquierdo prácticamente “se moría”. En el primer hospital al que lo trasladaron, los galenos ya propusieron amputarlo, pero su familia buscó una segunda opción. “Todavía existe el riesgo de la amputación, una parte del dedo meñique ya está necrosado”, dice.
SIN IDENTIFICAR
Felipe y su familia aseguran que la unidad avanzó aun cuando las puertas estaban abiertas.
José Vásconez, gerente jurídico de la entidad, admite que conocieron del caso por redes sociales y que en la fecha del incidente sí hay un registro de una persona herida afuera de dicha parada.
“El chico olvidó su instrumento en la unidad, lo que nos hace deducir que sí estuvo en una de las unidades”, dice.
No se ha identificado al conductor del Trole, pues Felipe tampoco alcanzó a ver el número de la unidad. “Solo sé que es uno de los antiguos”, describe.
Vásconez sostiene que en la entidad tampoco se sabe quién era el conductor e insiste en que “es falso que haya huido”, que solo siguió su marcha.
EN VEREMOS
El funcionario explica que están dispuestos a indemnizar a Felipe, pero para ello se necesita de los resultados de la investigación. Tampoco, según Vásconez, han recibido una notificación oficial de la denuncia que la familia de Felipe hizo al día siguiente del incidente.
“El agente que llegó debió levantar un parte y abrir un proceso de tránsito. No lo hizo”, insiste.
El joven argumenta que dicho agente consideró que no estaba grave y por eso no lo habría hecho. “Aunque estaba con el pie colgando”, reclama.
La aseguradora ya sabe del caso, pero como se trata de fondos públicos, hay que demostrar que “no es imprudencia del peatón”, según Vásconez.
“Yo precisamente tenía miedo de que digan que estaba borracho o me quise suicidar”, dice Felipe, quien teme, además, no poder retomar su carrera de músico.
Vásconez presume que uno de los factores que pudieron influir para que el conductor no se diera cuenta de lo sucedido es que estaba dentro de la cabina. “Se hicieron para proteger a los conductores en la pandemia, pero disminuye considerablemente la filtración de ruidos. Ya deberían retirarse”, plantea.
ACCIDENTES
Casos como el de Felipe, en los que está implicado el transporte municipal, no son escasos. Incluso se han registrado personas fallecidas, reconoce el gerente jurídico de la Empresa de Pasajeros.
Sin embargo, atribuye el mayor porcentaje de estos percances a la constante “invasión del carril exclusivo del Trole”. “Existe imprudencia, tanto de conductores como de peatones”, sostiene.
El funcionario agrega que este año se ha incrementado este tipo de eventos, con un promedio de cuatro a cinco mensuales.