De nuevo, los moradores de Carapungo, norte de la urbe, se enfrentaron al miedo. Un asesinato más se ejecutó en ese sector y la gente ya no sabe qué más va a pasar con tanta violencia.

El hombre fue abatido con al menos cinco tiros en la calle Carihuairazo, justo detrás de un cuartel policial, la noche del domingo.

Por eso, al temor se unió a la indignación de los residentes. “Es paradójico y hasta molesto que suceda algo así. Ese cuartel no sirve para nada”, dijo un vecino que pidió no ser identificado.

Los habitantes escucharon ruido como de juegos pirotécnicos. Cuando salieron a ver qué pasaba, se percataron que dos motocicletas ‘soplaron’ del lugar. “No conté cuántas personas estaban en las motos. Todo sucedió muy rápido”, comentó el testigo.

Él vio que el joven aún respiraba luego del ataque, sin embargo, cuando las autoridades llegaron solo se confirmó su deceso. “Yo alcancé a escuchar cinco detonaciones”, contó aquel morador que salió a merendar cerca del lugar del crimen.

Enseguida los agentes cercaron el lugar y recogieron las evidencias. Aunque no hablaron con la prensa, comentaron entre ellos que se recolectaron siete indicios balísticos.

Noches peligrosas

En cuanto sonaron los balazos en esa calle, las puertas corredizas de los negocios comenzaron a bajarse.

“Parecía que ya había menos violencia, pero desde hace un año empezaron las muertes”, comentó otra moradora.

El 22 de febrero hubo otro hombre acribillado en la misma zona. En ese caso se presumía que se trataba de pugna de bandas por territorio. El 15 de diciembre otro sujeto fue asesinado mientras jugaba futbolín cerca de la plaza cívica del barrio.

“Ya no podemos más. Si salimos lo hacemos con miedo”, dijo la vecina. Ellos tienen conocimiento de que las muertes violentas son producto de la pugna por el microtráfico. Es un secreto a voces.

“Sabemos que es para contrarrestar el narcotráfico (el cuartel de Policía), pero no vemos acciones. Estamos solos”, dijo un dirigente barrial que también pidió mantener su nombre en privado por temor a represalias.

Salir después de las siete de la noche es arriesgarse a encontrarse con la delincuencia, según los vecinos.

La Policía Nacional no entregó mayores detalles del hecho ni en la escena del crimen ni después, cuando EXTRA solicitó al Distrito Calderón un pronunciamiento. 

SE 'REUNIÓ' CON SU MADRE

El dirigente barrial informó que el muchacho había perdido a su madre hace pocas semanas debido al cáncer.

“No podría confirmar si era consumidor, pero expendedor de droga no era”, agregó.

La víctima fue identificada como Chistopher Méndez, cuya familia es de escasos recursos, por lo que en el barrio están solicitando ayuda para comprar el féretro.

Una iglesia evangélica está al frente de la recolección de dinero.