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Padre e hijo trabajan de domingo a domingo en sus máquinas de coser.GUSTAVO GUAMAN

Quito: La tradición que sostienen dos hombres con máquina de coser

El arreglo al instante de ropa se ha ido perdiendo de a poco, pero padre e hijo siguen pedaleando a sus máquinas. ¿Dónde se encuentran?

Ricardo y Wilmer Vega pasan todo el día juntos y ‘dando’ pedal a las máquinas de coser en su negocio, ubicado en las calles Imbabura y Chile, en el Centro Histórico de Quito. Wilmer tiene 18 años y desde los 8 ya sabía manejar las tijeras y daba algunas puntadas. Todo lo aprendió de su padre, quien a su vez tomó este oficio para sacar adelante a su familia.

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“Yo vine jovencito desde Cotopaxi, ahí ya había gente que cosía al instante y yo aprendí”, dice Ricardo.

Hasta hace unos años, la calle Imbabura era tradicional por este oficio. La particularidad es que siempre fueron hombres quienes lo ejercían. Pero poco a poco se fueron algunos de ellos y otros, los mayores, se iban retirando. Algunos fallecieron.

Un negocio que sigue vigente

Sin embargo, esta familia se ha mantenido y ha logrado sostener su hogar con este negocio. “En días buenos atendemos, por lo menos, 20 personas. En días malos 10”, cuenta Ricardo.

Wilmer dice que la práctica lo es todo, pues ahora tiene casi el mismo número de clientes que su padre. “Cuando lo veía en la máquina me emocionaba y quería hacer lo mismo. Y me quedé”. Los clientes aún buscan sus servicios, pues además de ser económicos son muy rápidos. Y eso no es todo, pues también hacen trabajos de maquila.

“Si nos buscan para empresas, también nos apuntamos. Por ejemplo, somos nosotros los que confeccionamos las banderas para el Tuti”, dice con orgullo Ricardo.

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