En un espacio de unos 100 metros se condensa una parte de la flora y fauna quiteña. La quebrada Anitapungo, ubicada en Nayón, norte de la capital, tiene incluso un tramo de culuncos, caminos usados por los yumbos hace miles de años.

Gloria Ortiz y su familia han sido quienes se han propuesto sostener este espacio. “Aquí hay variedad de aves como colibríes, zamarritos pechinegros y búhos”, cuenta la residente, quien se puso al frente de la iniciativa.

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Hace algunos años esta quebrada estaba llena de maleza y escombros y de a poco se iba ‘apagando’. Es por eso que decidieron tomar palas, picos y machetes para limpiar el sitio. “Ahora hasta se ve más clarito, porque ya no hay basura”, sostiene la mujer de 60 años.

Ella es prácticamente la guardiana de la hondonada, pues el resto de sus parientes debe ir a trabajar y estudiar durante el día. Ella sale por las mañanas y las tardes para vigilar que la gente no abandone basura o escombros. “Hay veces que ya no se alcanza a ver y siguen botando”.

Sin embargo, el trabajo se queda incompleto porque algunas familias aún no cuentan con servicio de alcantarillado, por lo que se pueden ver algunos tubos que dan a la quebrada. “No tenemos de otra, por eso le pedimos al señor alcalde que nos ayude con alcantarillado”, agrega la vecina.

Para Estefanía Pabón, representante del Colectivo Lucha por las quebradas, esta es una iniciativa que debe replicarse, pues estos accidentes geográficos “no solo dependen de las autoridades”.

“Estos vecinos tienen un inmenso cariño por esta quebrada, pues conserva flora y fauna propia de Quito, aunque sea un espacio pequeño”, comenta.

Es por ello que el colectivo ha extendido su apoyo a la familia Ortiz para solicitar el servicio de alcantarillado. “De la empresa parece que ha habido apertura. No es posible que a estas alturas haya gente sin un servicio básico”, aclara.

Gloria solicita, además, que se hagan más controles en la zona, pues aún hay gente que asume a las quebradas como un basurero.

Para Martín Bustamante, experto en quebradas, en Quito no existe un eficiente sistema de alcantarillado, por lo que sus habitantes deben vivir junto a los desperdicios. “No es un problema solo de esta administración, sino de todas. Incluso cuando se construyó la ciudad se concibió a las quebradas como botaderos”, explica.

Otra preocupación de los habitantes de Anitapungo es que se forme un río con las aguas servidas que vienen de las partes altas. Bustamante, por su parte, enfatiza que esta práctica también es riesgosa, pues los cauces de los ríos están duplicando su capacidad. “Eso explica los aluviones porque no es natural”, agrega.

La Empresa de Agua Potable y Alcantarillado (Epmaps) respondió que el sitio donde no hay alcantarillado deberá ser intervenido por los dueños del predio. “Para la extensión de red de alcantarillado debe solicitar a la Epmaps los parámetros de diseño y presentar en la misma institución para la aprobación respectiva”.

Además, según la entidad, el borde de quebrada no respetó los 15 metros de retiro, eso ocasiona que estén descargando a la quebrada sin que se permita que en el retiro se construya redes.

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