El ‘compinche’ de los presuntos secuestradores de dos hermanas, de 11 y 12 años, fue un ‘espíritu’, pues con la historia de que este pretendía atentar contra una de las pequeñas, habrían logrado atemorizarlas para que no insistieran con su liberación, porque ellas querían volver a su casa.

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“Me quería ir sola y el chico me dijo que había un espíritu ahí que se quería llevar a mi hermana (de 12 años)”, es lo que en una entrevista habría dicho una de las víctimas a los investigadores. Su relato sirvió también para que el 8 de junio de 2024 formularan cargos en contra de una mujer, de 55 años, y su hijo, de 30, identificados como Nancy Narváez y Álex Vargas.

El 26 de mayo de 2024, las niñas presuntamente escaparon de casa, en el sur de Quito, porque habrían tenido un problema con su mamá y por eso su objetivo era viajar a Santo Domingo de los Tsáchilas.

En su trayecto de fuga, las pequeñas se habrían encontrado con la mujer que ahora está procesada por secuestro. Hasta ese momento, la madre de las niñas supuestamente pensaba que habían salido a dar una vuelta. Más tarde, habrían empezado a averiguar qué había sucedido, pero para entonces las nenas ya estaban en casa de la señora, quien las habría convencido de acompañarla.

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A un teléfono de las niñas, el sospechoso les habría retirado el chip para que supuestamente no las pudieran rastrear hasta la vivienda.

Por medio de una red social, los padres de las niñas habrían logrado contactar con las personas que las tenían, pero estas, en lugar de entregarlas, las habrían retenido, pese a que existía una denuncia por la desaparición y que la Fiscalía había difundido imágenes. Este argumento jugó en contra de los sospechosos durante la diligencia judicial, realizada en la Unidad Penal de Quitumbe.

En la audiencia realizada en contra de los sospechosos se dispusieron medidas de protección para las niñas y sus padres, que consisten, entre otras, la prohibición de que las personas procesadas ejecuten algún acercamiento, actos de persecución o intimidación, incluso, a través de terceros.

Por ese motivo se giró también una boleta de auxilio a favor de las víctimas y los miembros de su familia. Finalmente, se dispuso a la Dinapen que haga un seguimiento al caso, para evitar que las niñas enfrenten alguna otra situación de riesgo, incluso dentro de su núcleo familiar.

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