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¿Empezó tarde la búsqueda del taxista que fue arrojado a una quebrada de Quito?
Expertos señalan que las búsquedas debieron hacerse a las pocas horas de la desaparición. La familia se expone a peligros al buscar por su cuenta
Hoy se cumplen seis días desde que el cuerpo del taxista Luis Alejandro Ortiz Imbaquingo desapareció. El 3 de agosto, tres jóvenes habrían robado su vehículo, lo golpearon y lo arrojaron al río Guayllabamba, al norte de Quito.
Desde entonces, sus amigos y parientes han organizado búsquedas para ubicar a la víctima sin obtener resultado. Ya no hay esperanza de encontrarlo con vida, pero por lo menos quieren velar su cuerpo.
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EXTRA habló con dos expertos que han participado en rescates de desaparecidos y ambos enfatizaron que el tiempo es crucial en las búsquedas.
Christian Rivera, gestor de riesgos de la Universidad Central comentó que las primeras horas son trascendentales en este tipo de casos para encontrar a la víctima.
Según el experto, una persona que tenga una hemorragia puede caer en shock a los pocos minutos. En otros casos pueden sufrir un paro cardíaco y si no es atendida a tiempo “el cerebro empieza a morir”.
Diego Ortiz, hermano de la víctima, contó que los policías y agentes metropolitanos de control ayudaron en las búsquedas el miércoles 7 de agosto, cuatro días después de la desaparición del taxista.
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Para Rivera esta es una falta de sensibilidad de las autoridades. Añadió que esta inacción desespera a los parientes de los desaparecidos, quienes por su cuenta buscan a su ser querido y se exponen al peligro de sufrir algún accidente.
El gestor de riesgos dijo que un cadáver empieza a descomponerse al tercer día y lamentó que en el caso del taxista es muy difícil que pueda aún estar con vida. “Su cuerpo estaría en estado de putrefacción”.
¿Qué condiciones se deben tomar en cuenta?
Patricio Arévalo, miembro del Grupo de Intervención y Rescate (GIR), indicó que una de las señales para que se den cuenta que existe un cuerpo en estado de descomposición es el olor que desprende luego de 72 horas de su muerte.
Añadió que otra señal es observar a animales carroñeros como los gallinazos que sobrevuelan el cadáver.
Esto sucede si el cuerpo fue arrastrado hacia una zona firme, en las orillas del río. Sin embargo, el policía enfatizó que el cuerpo puede permanecer atrapado dentro del afluente entre las rocas o pequeños túneles que se forman debajo del agua.
En estos casos hay que esperar que baje el caudal del río para ver el cadáver y poder extraerlo. También existe la alternativa que la corriente crezca y la fuerza haga que el agua se lo lleve más lejos.
El río Guayllabamba, según Arévalo, desemboca en varios ríos más al norte que colindan Esmeraldas. En estos espacios, según el rescatista es necesario utilizar botes para la búsqueda.
Rivera tampoco descarta la teoría de que la corriente se haya llevado el cuerpo lejos del lugar de donde lo arrojaron. El gestor de riesgos contó que hace algunos años el cuerpo de un taxista que cayó en una quebrada del sur de Quito apareció en la represa hidroeléctrica de Manduriacu. “Recorrió más de 150 kilómetros”.
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