“No te arrastro solo por ser mujer, pero la próxima vez que te vea te voy a quemar viva”. De estas amenazas e insultos fue víctima, el pasado 18 de septiembre, una profesora de un colegio del noroeste de Guayaquil. El agresor sería el papá de un estudiante a quien le molestó el llamado de atención que la docente le hizo su hijo por su mala conducta.

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Asustada, la maestra denunció en la Fiscalía y en el Distrito de Educación. Sin embargo, la única respuesta que obtuvo, según Jorge Escala, expresidente de la Unión Nacional de Educadores (UNE) y asesor del gremio, es que “debía seguir trabajando”.

La profesora es parte de los 120 docentes que han sido víctimas de amenazas por parte de padres de familia e incluso de sus propios alumnos, quienes disgustados por un llamado de atención o por una baja calificación les aseguran a sus maestros que ellos son miembros de determinado grupo criminal.

El pasado viernes 1 de diciembre el profesor Galo Simón Balseca Cruz, de 56 años, fue atacado por sujetos que le descargaron más de cinco tiros, cuando viajaba en un bus. Los victimarios serían menores de edad y, de acuerdo con la versión de testigos, vestían uniforme de colegio. Él había cumplido su jornada laboral como profesor de Física y Matemáticas del colegio Leonidas García, ubicado en el kilómetro 10 de la vía Guayaquil-Daule.

Una compañera de  profesor asesinado llorando manifestó su consternación y la impotencia que siente por la forma en que arrebataron al vida a su colega. "No tiene el derecho de quitarle la vida a un compañero, ya no son niños, ya no sabemos a quienes nos enfrentamos en realidad".

Escala afirma que en el Distrito 8 de Educación, el cual abarca a colegios del noroeste porteño, es donde hay más denuncia de maestros que son víctimas de amenazas y extorsión.

“Conocemos que el docente había sido víctima de la violencia que se vive dentro de las unidades educativas; tenía la misma línea de los buenos educadores de impartir sus conocimientos y actuar conforme lo dice la ley, el pénsum. Dentro del colegio se había comentado su situación”, afirma Escala.

Otro docente, quien solicitó la reserva de su nombre por temor a represalias, afirma que en la actualidad, lamentablemente, ellos han perdido su autoridad ante los alumnos y que, cuando se suscitan problemas de extorsiones o amenazas, deben acudir a su superior o reportar al Departamento de Consejería Estudiantil (DECE).

Explica que se acerca el término del año lectivo y hay estudiantes que no cumplen con las actividades que el Ministerio nos da, como talleres y deberes, “y como saben que están a punto de quedarse de año, comienzan a amenazarnos, se identifican como miembros de grupos de delincuencia y nos advierten: ‘si usted quiere tener problemas déjeme de año’. 

Entonces no nos queda otra que ponerle la nota”, explica el profesor, quien labora en un plantel del noroeste de la ciudad. (AEB)

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