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¡A puro caldo con fideo por culpa del paro!
En hogares y comedores varió la ‘jama’ por los altos precios de ciertos víveres. Usar enlatados y no hacer ensaladas son opciones para amas de casa.
Para el almuerzo, Zaira Magallanes tenía pensado preparar bistec de carne. Salió temprano a comprar los ingredientes para esa ‘jama’, pero se quedó con las ganas y una decepción. Los precios del tomate, cebolla y pimiento frenaron su intención.
La madre de familia guayaquileña se detuvo a pensar qué podía cocinar. Luego recordó que en casa tenía papas, leche y apanadura. “Haré un arroz con puré y carne apanada, no queda más”, dijo.
Toda la semana fue igual. El costo elevado de las verduras y legumbres la puso a ‘cranear’ comidas baratas. “He usado enlatados como atunes. Quise hacer caldos y no hay choclo, la zanahoria está cara”, se quejó.
En el hogar de Jackeline Bonifaz, otra ama de casa, aún quedan varios productos que adquirieron antes del paro y los están utilizando ‘bonito’ para que no se acaben pronto.
“Los siguientes días, las cosas en lata, chorizos, son opciones. Ni siquiera arroz con ‘gafas’ porque los huevos subieron su valor”, refirió.
SUBIR O AGUANTAR
En el caso de los restaurantes, los dueños, o incrementan el precio, o resisten temporalmente tener que invertir más y ganar menos. Así de simple.
Ramón Rivas no ha querido cobrar más por el almuerzo. Por ahora solo le queda billete para cancelar sueldos y medio parar la ‘olla’ en su vivienda.
“¡No da para más! Hasta las tarrinas pasaron de 1.50 dólares las 25 unidades a $2. El litro de aceite que nos dejaban a $1.50, ahora sale a más de 4 dólares. Si yo subo, los clientes se me van”, explicó.
Rita Reyes se la jugó. En su comedor el almuerzo subió 0.25 centavos. Estaba ansiosa por la reacción de sus clientes, pero por suerte entendieron. Eso sí, se las ingenia con los menús para reducir costos.
“Antes dábamos ensaladas, sancochos. Ahora, básicamente, sopas con papa y fideo. Si se ofrecía carne con ensalada de veteraba, ahora con menestra de fréjol, que últimamente está caro. La albahaca cuesta, entonces no se hace tallarín verde, sino el otro”, comentó.
ESTÁN INDEFENSOS
Para el doctor en Economía y docente, Santiago García Álvarez, los ciudadanos con salario resisten medianamente la subida de precios; la gente dedicada a la informalidad, no.
En su criterio, las personas sin empleo difícilmente pueden escapar a la problemática, mientras que el resto redujo su consumo alimenticio.
“La canasta básica familiar, a mayo de 2022 es de $ 735. El ingreso familiar es de $ 793. Hay que explicar que ese valor es porque se multiplica un salario básico por 1.6, que es el porcentaje de personas que trabajan en una casa”, indicó.
Actualmente, la canasta básica está en más valor por los referidos aumentos. Pero los ingresos no suben, eso es lo negativo, reflexionó.