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¿Remordimiento mortal? El presunto asesino de un policía se suicida en el sur de Guayaquil
El supuesto autor de la muerte del sargento se sentía acorralado. Sus familiares se negaron a acogerlo. Antes de darse los tiros, llamó a su mamá
El “cargo de conciencia”, sumado a la depresión porque ninguno de sus familiares quiso acogerlo en sus casas, habrían empujado a José Rivaldo Castillo Lara, el presunto asesino del sargento de la Policía, Franklin Patricio Lascano Gallardo, a acabar con su vida.
Castillo, de 21 años y conocido con el alias de La Foca, se dio dos tiros, uno en la mandíbula y otro en la parte superior de la cabeza. Ocurrió aproximadamente a las 17:00 del pasado jueves en la cooperativa 25 de Septiembre, en el sector de La Fragata, al sur de Guayaquil. Un días antes José habría disparado al sargento, quien circulaba por la vía Perimetral, junto con otros dos compañeros de labores.
Aún con vida fue trasladado a una casa de salud del sur porteño, donde cuatro horas después falleció. Ayer sus familiares acudieron hasta el Laboratorio de Criminalística y Ciencias Forenses de Guayaquil para retirar sus restos.
Allí sus parientes conversaron con un equipo de EXTRA y revelaron cómo fueron las últimas horas de José, luego de que asesinara al sargento, quien se desempeñaba como investigador de la Policía Judicial.
“Él (Castillo) decidió terminar con su vida y escoger su destino. Llegó hasta una esquina y se disparó. Lo hizo porque no soportó la depresión y no sabía a donde llegar. Se sentía acorralado, porque estaba siendo buscado por la Policía, sabía muy bien lo que hizo y por eso ese mató”, manifestó uno de los familiares.
La pariente comentó que antes de darse los dos tiros se acercó al domicilio de su novia, quien reside a cuatro cuadras de la casa de su madre, y los vecinos al verlo le gritaron que se fuera porque la Policía lo buscaba.
“Sabíamos que no iba a acabar bien, que por lo que hizo lo matarían o terminaría tras la rejas, nos esperábamos lo peor”, señaló.
La allegada reveló de la existencia de una carta que Rivaldo, como también lo llamaban, guardó en el bolsillo de su pantalón antes de suicidarse y que estaba dirigida a su mamá.
“Solo sabemos que le pedía perdón. La carta la tiene la Policía y su mamá aún no ha podido leerla”, manifestó la pariente.
La versión de la existencia de este papel en la ropa de Castillo fue corroborada por el jefe de la Dirección Nacional de Delitos contra la Vida, Muertes Violentas (Dinased) de la Zona 8, Max Rojas. “No es una carta, es un papel donde escribió ‘chao mamá’”, informó Rojas.
En su versión, la madre de Rivaldo dijo a la Policía que a las 16:20 recibió la llamada de su hijo para pedirle perdón y decirle que en su pantalón le dejaba una carta para que la leyera y la tuviera de recuerdo.
Buscado por la Policía
El fiscal Víctor González, quien fue delegado para que investigue el asesinato del sargento de la Policía Judicial, indicó que luego de la muerte del uniformado se iniciaron las investigaciones para capturar a Castillo, señalado como el autor del crimen.
“Este fue identificado plenamente por testigos, que también son agentes de la Policía Judicial, quienes junto al gendarme asesinado se encontraban realizando delegaciones de la Fiscalía. Este ciudadano se le sustrajo pertenencias a los policías y existió un cruce de bala”, explicó González.
Agregó que la Policía iba a realizar la detención del sospechoso de la muerte del uniformado, porque ya lo tenían localizado, pero no se dio porque él decidió acabar con su vida.
“Después del crimen del policía, el individuo buscó refugio con familiares y amigos, al parecer nadie quiso darle alojamiento, porque su nombre y rostro se difundieron en las redes sociales y en medios de comunicación”, señaló el funcionario.