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La Patrona: la temida 'vacunadora' que aterroriza a comerciantes en Quito
El asesinato del esposo de una comerciante en Solanda, develaría una red de extorsión que estaría generando miedo entre los negociantes del sector
Fernanda Herrera teme volver a su puesto de trabajo en la calle José María Alemán, más conocida como La J, en Solanda, un sector popular ubicado en el sur de Quito. No quiere estar en el mismo lugar en el que asesinaron a su esposo, César Maldonado, la noche del 14 de diciembre. Teme que la próxima víctima sea ella.
La comerciante cuenta a EXTRA que todavía no supera la forma en que mataron a su pareja, con quien tuvo dos hijos. Eran las 23:04 de aquel sábado. Ella estaba guardando la mercadería en un local, mientras su esposo la esperaba para ir a comer.
De pronto, escuchó siete disparos. Salió y vio a su cónyuge en el suelo. Lo llevó de inmediato al hospital en el carro de un familiar, pero César, de 44 años, no sobrevivió debido a la gravedad de las heridas.
Las investigaciones de la Policía indican que, luego de revisar las grabaciones de las cámaras de seguridad de algunos locales del sector, dos individuos en motocicleta cometieron el crimen. Se sospecha que son sicarios colombianos.
Fernanda presume que la orden de matar a su esposo provino de una mujer conocida como La Patrona, quien, según se dice, extorsiona a los vendedores que trabajan en La J y otras calles aledañas.
¿Cómo opera La Patrona en Solanda?
Un ciudadano extranjero que vende zapatillas en esta calle y quien prefiere no identificarse por miedo a represalias comenta que a esta señora también le suelen decir La mera mera, o la Culiática.
Según su testimonio, ella cobra de 5 a 15 dólares diarios, según el tipo de negocio. Al que no le paga, lo manda a golpear y lo amenaza de muerte. El comerciante recuerda que en una ocasión le botaron la mercadería porque se atrasó a cancelar una cuota.
Añade que esta mujer no solo extorsiona a los ambulantes, sino también a los locales que llevan años en el lugar. Varios de sus propietarios tuvieron que vender el negocio por las constantes intimidaciones que recibían de parte de La Patrona.
Fernanda no se doblegaba a los cobros ilegales que hacía la ‘vacunadora’. Por esta razón, hace seis meses amenazaron con que le iban a matar a su hijo. “Le vamos a explotar la cabeza en plena calle”, le habrían dicho.
La comerciante asentó una denuncia en contra de esta mujer; sin embargo, las intimidaciones no cesaron. “Tuvimos que mandarle a mi hijo a los Estados Unidos”.
Una vendedora de accesorios para celular menciona que la ‘vacunadora’ suele andar con tres a cinco guardaespaldas, quienes son los que hacen el ‘trabajo sucio’ cuando sus víctimas no cumplen con el pago diario.
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El capitán Ricardo Bayas, jefe del circuito Solanda, explica que dos días antes de que ocurriera el asesinato de Maldonado se realizó un megaoperativo entre el Ministerio del Interior y el Municipio de Quito, en el que se pretendía ubicar a extranjeros irregulares.
Según el oficial, muchos de estos llegan al barrio sureño por pasos ilegales y no tienen registro de su entrada al país. La mayoría se dedicarían a cometer delitos, principalmente la extorsión a los comerciantes. “Los amedrentan con piedras o palos”.
El operativo contó con la presencia de más de 200 policías, quienes cerraron ambos ingresos a La J y revisaron a todos los vendedores y sospechosos que encontraban en el camino.
Diecinueve sujetos fueron llevados a la subsecretaría de Migración, donde se determinó que eran irregulares. Seis de ellos fueron deportados a Colombia porque tenían un pasado judicial en dicho país.
¿Existe falta de control en Solanda?
Un agente de inteligencia indica a EXTRA que debería existir más control por parte del Municipio capitalino, porque la Policía no tiene competencia en realizar registros de documentos para saber si los comerciantes tienen autorización para estar en el espacio público.
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El investigador afirma que La Patrona tiene alcances en todas las esferas e incluso, indica que ha intentado ganarse la simpatía de los policías del sector. Ha pretendido ofrecer limpiar los espacios de la Unidad de Policía.
Detalla que el objetivo de esta mujer ha sido que le dejaran ubicar negocios alrededor del establecimiento. Desde el Distrito Eloy Alfaro precisan que, por esta razón, colocaron vallas metálicas alrededor del retén para impedir que se apropien del espacio.
“El Municipio, al parecer, otorga permisos a quienes no deberían. Personas que están relacionadas con La Patrona”.
Luis Villamil, jefe del espacio público de la Administración Zonal Eloy Alfaro, se defiende y explica que los comerciantes que en la actualidad están ubicados en la calle José Abarcas, que colinda con el retén policial, son aquellos que antes trabajaban en la calle Juan Barreto.
Estos, según el funcionario municipal, fueron reubicados para dar mayor tránsito en la zona. Sin embargo, los dueños de los locales que están en esa calle dicen que se vendía droga y había crímenes.
Villamil también hace un llamado a la Policía del sector y cuestiona ciertas prácticas que, según él, son controversiales. Una de estas es que los uniformados entregarían energía eléctrica desde el retén a algunos comerciantes para que vendan en el espacio público.
El funcionario también reconoce que ha escuchado de La Patrona, pero especifica que los temas de extorsión los maneja la Policía.
Incierto y peligro en Solanda
Mientras ‘se tiran la pelotita’ entre las instituciones, los que sufren son los comerciantes y los habitantes de Solanda. En este último año han presenciado cinco muertes violentas en La J, según información de la Policía.
Los datos del Municipio reflejan que en esta calle existen 100 comerciantes regularizados, quienes se dividen en dos asociaciones: 1 de junio y 21 de septiembre.
Entre ambas, pagan 500 dólares al mes al cabildo por concepto de regalías para el uso de espacio público.
Villamil señala que existe una nueva asociación que se estaría conformando al margen de la ley porque con ellos no han tenido ningún acercamiento para iniciar el proceso de regulación. “No sabemos si, por temor o rebeldía, no se acercan al Municipio”.
Según el funcionario, este nuevo grupo de comerciantes está ubicado desde la calle José Abarcas hasta la Plaza Comercial La J.
Los negociantes que permanecen en este sector ya no saben qué puede pasar. Por lo pronto, Herrera ha decidido no ir a su lugar de trabajo hasta vivir el luto de la partida de su esposo y hasta que se calmen un poco las cosas.
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