Exclusivo
Actualidad

Los manifestantes fueron repelidos con gas lacrimógeno por la Policía. La 12 de octubre fue el ‘campo de batalla’ en el noveno día de protestas.René Fraga / EXTRA

Paro Nacional: Se registraron fuertes enfrentamientos en los alrededores de la casa de la cultura, en Quito

Este edificio ha sido el epicentro de las protestas en la historia. Hoy los manifestantes no pueden acceder y buscaron otros ‘fuertes’ en dos universidades.

Arturo Calle agarró un escudo artesanal elaborado con latas y pedazos de hierro. Se puso en cuclillas. Se cubrió el rostro con una pañoleta. Y clavó sus ojos cafés claros en los uniformados...

El hombre, de 30 años, era el primero en la ‘línea de combate’ de los manifestantes que se enfrentaron contra la Policía la mañana y tarde de ayer, en la avenida 12 de Octubre, centro norte de la capital.

Calle se dirigía a su trabajo, pero al no encontrar un bus prefirió unirse al paro nacional, que hoy cumple su décimo día. Llegó a las 07:00 a la Universidad Salesiana, lugar que –desde la noche del lunes– acogió a los grupos de indígenas que arribaban desde otras provincias.

Comió un pan con avena y se dirigió con los manifestantes por la avenida 12 de Octubre con dirección hacia la Casa de la Cultura Ecuatoriana (CCE) y a El Arbolito, sitios que históricamente han sido utilizados como punto de partida en los paros para avanzar al Palacio de Carondelet, la Presidencia.

Sin embargo, el edificio de la CCE fue tomado por la fuerza pública, el pasado domingo, y permanece cercado por un gran contingente de la Policía y el Ejército.

Entonces hubo el primer ‘encontronazo’ a las 08:00 de ayer. Manifestantes llegaron hasta el puente a desnivel en donde permanecía un contingente de la Unidad de Mantenimiento y Orden (UMO). Calle contó que se acercaron pacíficamente y recibieron la primera ráfaga de gas lacrimógeno. “Los policías no dieron advertencias como solían hacerlo antes”, dijo.

El grupo de protestantes tuvo que retroceder hasta la entrada de la Universidad Católica, donde se agrupó para iniciar el segundo round. A las 10:00 salió con banderas, hizo sonar cornetas y los uniformados retrocedieron hasta la intersección de la calle Jorge Washington, donde se armó otra confrontación.

Esta duró hasta cerca del mediodía, cuando líderes de la marcha y policías hicieron una tregua momentánea.

Por la tarde volvieron los enfrentamientos entre ambos bandos y hasta el cierre de esta edición los manifestantes no lograron llegar a su objetivo.

Un nuevo punto estratégico

La toma de la Casa de la Cultura por parte de la Policía fue con la finalidad de contar con un espacio físico al interior de esta infraestructura para albergar al personal, según informó la institución en un comunicado.

En el mismo se explicó que realizarán su trabajo en las calles aledañas precautelando la seguridad ciudadana y el orden público ante las amenazas de grupos sociales que usan como forma de protesta la violencia.

Ante esto, el general en servicio pasivo, Wagner Bravo, exjefe del estado mayor del Ejército, indicó que este ‘puesto de mando’ no fue elegido al azar. Según el exoficial, este es un punto estratégico de donde se pueden conducir de mejor manera las operaciones antimotines.

Bravo recordó que mientras fue el principal de las Fuerzas Armadas y ocurrían levantamientos del pueblo los sitios que solían ocupar como base para salir a contrarrestar el avance de los manifestantes hacia la Plaza Grande eran el Regimiento Quito, actual Distrito Manuelita Sáenz, en el centro de la ciudad, y el cuartel Epiclachima, en el sur.

El exgeneral afirmó que las principales decisiones que se toman en estos puntos tienen el objetivo de evitar la violencia. Por eso cree que fue una decisión acertada por el Gobierno para controlar desmanes que puedan terminar en crímenes.

“Este tipo de decisiones previenen que una manifestación se convierta en una batalla campal o una guerra civil”.

Bravo añadió que la mejor solución no es militarizar o llenar de barricadas de uniformados la ciudad, sino entrar en un proceso de diálogo.

Dispersos, pero unidos

Un hombre de la provincia de Pastaza estaba en la segunda línea detrás de Calle en la avenida 12 de Octubre. El hombre tenía una lanza de chonta en sus manos y la apuntaba hacia los policías. La noche del lunes, el ciudadano durmió en la Universidad Central, centro académico que también sirve como base para los manifestantes (ver infografía).

Este sitio, al igual que la Universidad Salesiana, funcionan como centro de asistencia y también se receptan donaciones por parte de la ciudadanía.

Aquí se acoge a la población vulnerable como mujeres, niños y adultos mayores de los pueblos indígenas.

Cristian Ordóñez, profesor universitario y analista de inteligencia estratégica, señaló que la toma de la Casa de la Cultura fue un error simbólico del Estado porque no solo se apropiaron de un lugar en el que existe arte, sino de un sitio que sirvió históricamente como un referente de protesta social.

Esto, según Ordóñez, generó un poder de convocatoria y desplazamiento del movimiento indígena. Para el académico, esto aviva la lucha y permite que los manifestantes se apropien de otros espacios como las universidades. “Esto ayuda a que la lucha se vea desde una perspectiva académica y no vandálica”.

Voluntarios colaboran con los heridos y los ‘gaseados’

Mientras se daban duro entre manifestantes y personal de la Unidad de Mantenimiento del Orden (UMO) en los alrededores de la Casa de la Cultura, centro norte de la capital, varios voluntarios llegaron con banderas de paz para ayudar a los heridos y entregar comida a los protestantes.

Pablo Rodríguez, estudiante del noveno semestre de la facultad de medicina de la Universidad Central, dijo que desde el primer día del paro han organizado brigadas de ayuda humanitaria conformadas por paramédicos, médicos, enfermeras y estudiantes que colaboraron en las manifestaciones de octubre del 2019.

El joven indicó que conforme han avanzado los días, las confrontaciones se han tornado más violentas. La mañana de ayer, los voluntarios armaron una carpa frente a la entrada principal de la Universidad Católica donde atendieron a los heridos.

“Llegan personas impactadas por perdigones, asfixiados y con contusiones”. Añadió que hasta el momento han tenido que derivar al Eugenio Espejo a dos jóvenes, quienes recibieron bombazos en los ojos y que están en peligro de perder uno de estos.

El estudiante señaló que a los heridos que no pueden ser atendidos en el lugar de las protestas los llevan al Hospital del Día de la Universidad Central.

La abogada Evelyn Sarmiento también se encontraba en medio de las manifestaciones como voluntaria. La mujer cargaba una mochila de la que salía una pequeña bandera blanca.

Su presencia, según ella, es para ayudar a las personas que sean detenidas en el marco de las manifestaciones y que no tengan una defensa legal adecuada. Hasta la fecha dijo que ha colaborado con tres comuneros de la provincia de Cotopaxi, quienes fueron detenidos el fin de semana en la bronca que se formó en Cutuglagua.

Un grupo del Cuerpo de Bomberos también permanecía en el sector para colaborar a los voluntarios en sus labores.