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Cargaron cruces y vírgenes: Las historias de la procesión Jesús del Gran Poder
Personas fueron a la peregrinación por primera vez. Cargaban cruces de más de dos metros, mientras que otros agradecían por los ‘favores divinos’.
Eliza Rosero cargó un cuadro de la Virgen de El Cisne y una estatuilla de Cristo durante toda la procesión de Jesús del Gran Poder, que se realizó en las principales calles del Centro Histórico de Quito.
Ella era una de las centenares de Verónicas que peregrinaron para agradecer a la imagen del Nazareno por los milagros que han recibido. Eliza, de 70 años, recordó que hace seis meses ella y su familia se salvaron de la muerte cuando regresaban a la capital luego de un paseo por Guayllabamba.
Cuando circulaban por un tramo de la carretera, hubo un deslave que casi ‘se tragó’ el vehículo en el que viajaban. “Miré al cielo y vi la mano de Dios”. Aquel día, la adulta mayor prometió que estaría en la procesión por Viernes Santo.

La familia que vivió un Vía Crucis en Quito
Atrás de ellos, un grupo de hombres cargaban una cruz gigante elaborada con dos troncos de árbol. Se trataba de la familia Lanchimba, quienes llegaron desde La Ferroviaria, en el sur de la ciudad, para unirse a la ceremonia religiosa.
Joel se vistió con una túnica blanca y una tela roja cruzaba por su cuerpo. Se puso una peluca y una corona de ramos rodeaba su cabeza. Trataba de parecerse a Jesús para recrearlo en el viacrucis.
Sus primos y tíos ayudaban a cargar la cruz gigante y estaban vestidos con el traje morado representativo de los cucuruchos. Algunos tenían el torso descubierto porque el sol los sofocaba. Entre los tatuajes que adornaban su pecho y espalda, se podía leer un mensaje escrito con marcador: “Dios, protege a mi familia”.
Joel mencionó que es la primera vez que participa en la peregrinación y mientras cargaba la madera pedía a Dios que le permita salir del vicio del alcohol. “Mi madre ha sufrido mucho por verme en condiciones deplorables”.

Los espectadores también hicieron oraciones a Jesús
Los creyentes también estaban a los costados de la vía observando como espectadores las decenas de representaciones de Jesucristo a punto de ser crucificado. Uno de ellos era José Tipantuña, quien llegó en silla de ruedas desde el sector de la Villaflora.
Él comentó que el año pasado fue la única vez en más de una década que no pudo estar en la peregrinación, porque se recuperaba del accidente que sufrió. Sus piernas casi fueron aplastadas por un trolebús. Recibió un fuerte golpe en su pierna izquierda y cadera que fue suficiente para dejarlo inválido.
En la procesión Jesús del Gran Poder, que lleva más de medio siglo recorriendo las calles del casco colonial, hubo más de 150 mil personas entre participantes y espectadores. La imagen de Cristo salió al mediodía y a las 16:00 se realizó la liturgia con la adoración de la cruz en la Plaza de San Francisco.
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