Elegir qué regalarle a los seres queridos durante la época navideña suele ser una tarea complicada para muchos, ya que buscan asegurarse de que el presente sea útil y del agrado de la persona que lo recibirá. Sin embargo, cuando el obsequio va dirigido a alguien con quien no se tiene una relación cercana, el asunto cambia radicalmente.

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Este es el caso de Nathaly Zúñiga, quien decidió participar en el clásico juego del ‘amigo secreto’ con sus compañeros de trabajo. Para su mala suerte, entre todos sus colegas, le tocó regalarle a alguien con quien tenía una enemistad manifiesta.

“Nos llevamos muy, pero muy mal. Somos enemigos, se podría decir, pero debía cumplir con entregar el presente, así que opté por regalarle lo que más necesita: un desodorante y un jabón, porque sí que huele mal ese tipo. Me tenía sin cuidado lo que pensara”, relató entre risas.

Cuando su enemigo laboral recibió la bolsa de regalo, solo la ojeó por encima y se la llevó sin decir ni una palabra. “Yo sé que la Navidad es tiempo de amor y reconciliación, pero hay personas que simplemente no lo merecen”, reflexionó.

Una situación similar vivió Armando Rosado en su trabajo. “Teníamos un intercambio de regalos y, quien me tocó regalarme, me dio un jabón íntimo femenino. No fue un error, lo hizo a propósito. No respondí, porque sabía que era alguien a quien su novia había dejado por mí, así que lo tomé con gracia”, explicó.

Y añadió: “Obviamente, busqué la manera de darle la vuelta a la situación. Cuando abrí el regalo, dije en voz alta que se lo iba a regalar a mi novia, sabiendo que era la ‘ex’ de él. En ese momento, la sonrisa en su cara cambió completamente”.

Los envolvedores de regalos se sorprenden cada día

En la época navideña, los exteriores de las tiendas se llenan de personas dedicadas a envolver las compras en papel de regalo. Estos emprendedores aseguran que, en su día a día, les toca ver las cosas más curiosas que uno se pueda imaginar.

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“En una ocasión vino un hombre a pedir que le envolviera dinero para regalo, pero no eran solo unos cien mil dólares, por decir una cifra, sino varios fajos de billetes de $20. Me pagó $50 por el trabajo, y con un solo regalo me gané lo que tenía que hacer ese día”, recordó Carmen, quien labora afuera de una tienda en el centro de Guayaquil.

Otra artesana contó: “Me han traído juguetes sexuales, pistolas, droga, y todo lo hemos envuelto bien bonito, sin que se notara qué era. Lo único que me he negado a envolver fue una vez que me trajeron una rata muerta. Además, apestaba horrible; le tengo pánico a esos animales, aunque estén muertos”.

Afuera de un reconocido hipermercado de la ciudad, Luis Cepeda trabaja junto a su esposa en la misma actividad. En su opinión, los hombres no se complican tanto con los obsequios.

“Las mujeres siempre eligen algo bonito, se toman su tiempo para elegir el papel de regalo adecuado para la ocasión. Los hombres, en cambio, muchas veces llegan apurados, no entran al mercado, ven que tenemos los vendedores aquí afuera, preguntan por lo más barato y eso es lo que llevan: baterías, antenas de televisión, pasadores para los zapatos, latas de atún... esas son algunas de las cosas que hemos envuelto solo hoy”, enumeró.

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