Nexar Antonio Flores es el centro de atención de los medios de comunicación de Finlandia. Este esmeraldeño de 33 años, casado con el candidato presidencial Pekka Haavisto, podría convertirse, el próximo 11 de febrero, en el primer hombre de la nación.

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Nexar, quien en 1997, luego de conocer a Pekka en Colombia, viajó a Finlandia con boleto de retorno a Ecuador, pero que nunca utilizó, vive uno de los momentos más importantes de su vida.

Acostumbrado al asedio de los medios de comunicación desde el día en que contrajo matrimonio con Pekka, cuando en el 2002 la ceremonia de casamiento fue televisada para todo el país.

El candidato obtuvo el pasado domingo 28 de enero el 25,8 por ciento de los votos, solo por debajo de Alexander Stubb con el 27,1%. Ambos disputarán la ronda definitiva en unas elecciones históricas en ese país.

Aunque el esposo de Nexar ya se había lanzado en dos ocasiones anteriores a la Presidencia de Finlandia, expertos consideran que en esta oportunidad hay opciones reales de que llegue al Gobierno. “Ser homosexual puede ser una desventaja en estas elecciones, pero también puede ser una cuestión positiva para algunos votantes que quieren votar a un candidato liberal”, le contó Haavisto a EFE.

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Nexar Antonio Flores le confesó a los 15 años a su madre Rosa que era gay. Ese momento fue el pasaporte que le abrió las puertas para dejar su natal Esmeraldas, su familia y las delicias de la gastronomía ecuatoriana para ir en busca de su destino, que ahora lo tiene cerca de llegar al poder en Finlandia como pareja del candidato presidencial Pekka Haavisto.

EXTRA, en exclusiva, dialogó hace unos años vía telefónica con este compatriota que contó cómo conoció a su esposo, el escándalo que generó la relación y su activa participación en la campaña por alcanzar la presidencia en este país nórdico y frío de Europa.

"En la calle hay menos 10 grados de temperatura, hace un frío tremendo, que con solo contestar el celular se te congelan las manos", explicó Nexar antes de iniciar la narración retrospectiva de su relación con Pekka. "Tampoco es que ando con las plumas, la falda y los tacones, pero para mi familia fue difícil aceptar que soy gay; mi mamá no me creía porque yo no andaba con la boca pintada y le indiqué que no era necesario andar así para serlo", contó Nexar, quien añadió que esa mentalidad de la gente le chocó y "para no tener problemas por mi sexualidad me fui".

A los 16 años se mudó a la casa de una tía en Quito, allá consiguió un trabajo que combinó con los estudios para contador público. Luego a los 18, empujado por su corazón y espíritu aventurero, viajó con dos "amigas" colombianas a Bogotá. Allá consiguió trabajo en una peluquería, profesión con la que siempre tuvo afinidad. 

Un día después de cumplir los 19 (nació el 28 de julio de 1978) acudió a una discoteca para celebrar con sus "panas", cuando vio a Pekka, quien vestía informal, "jeans y una simple camiseta y en ese tiempo él ya era ministro de Ambiente de Finlandia", narró.

"Fue como que estaba en el lugar adecuado, a la hora perfecta y todo pasó muy rápido. Creo que sigue siendo mi regalo de cumpleaños", recordó el ecuatoriano. Luego de conversar en un taxi cuando se dirigían a otra fiesta, nació el amor entre Nexar y Pekka. Pero el político regresó a su país y mantuvieron el contacto vía telefónica y por correo.

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La relación a distancia duró tres meses. Esto ocurrió en 1997. Nexar volvió a Quito y Pekka perdió contacto con él, pero el candidato presidencial lo "rastreó" a través de contactos en un Ministerio del gobierno de Colombia, hasta que llamó a la casa de su madre en Esmeraldas y le comunicaron que trabajaba en una peluquería en Quito.

En diciembre del 97 Pekka "aterrizó" en el país para celebrar Navidad y año nuevo con Nexar. Conoció a doña Rosa y a los hermanos de su pareja. El amor entre ellos creció tanto que en mayo del año siguiente (1998) Nexar viajó a la tierra del ex funcionario de la ONU, pero sin boleto de retorno. "Viajamos a Suecia, Rusia, Estonia, por toda Europa. Para mí fue muy interesante conocer otras culturas", rememoró Nexar, que aceptó sin pensarlo dos veces cuando Pekka le propuso quedarse a vivir en Helsinki.

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