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Luka Klarica asegura que el Espíritu de Dios que cambió su vida para siempre.Cortesía

La NBA le falló, pero Dios no: la conmovedora historia del basquetbolista que se convirtió en sacerdote

Una lesión en su tobillo y un inesperado llamado de Dios lo hizo dejar el básquet y, aunque a su mamá eso no le convencía, se ordenó como sacerdote

Con su 1,84 metros de estatura, 88 kg de peso (194 libras) y una gran habilidad para el básquetbol, Luka Klarica se lucía en este deporte. El deseo de éxito, fama y riqueza material era demasiado fuerte para él, confiesa, así que ni siquiera una bacteria que corroía el hueso de uno de sus talones lo haría renunciar a sus sueños. 

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Según relata la web Aleteia.org en una nota referente a Luka, durante un procedimiento médico rutinario en su pierna, se introdujo una bacteria en el hueso del talón. Esta bacteria llevaba cinco años corroyendo el hueso en distintas intensidades, haciendo que saliera pus de la herida.

Y en el 2010, durante un partido preparatorio, un movimiento en falso, al intentar evitar un bloqueo, hizo que se rompiera los ligamentos de la rodilla. A partir de ese día nada volvió a ser igual.  Y para colmo de su mala suerte, en el 2011, en el draft (selección de jugadores) de la NBA, la liga de básquet más importante del mundo, ni 'bola' le pararon.

"Allí todavía vivía una vida propia de un deportista, pero también de gente joven, disfrutando de las salidas no tan frecuentes, saliendo con chicas, en todos los beneficios que se me ofrecían", relata el propio Klarica sobre esa época.

Nada lo haría cambiar, se repetía. "Aunque esta forma de vida no me causaba placer, sino por el contrario, ansiedad, inquietud y creciente insatisfacción", reconoce Luka, hasta que "en un momento me acerqué a la pared y grité en mi habitación: 'Dios, ayúdame'... Y todo cambió".

Entonces, por esas cosas extrañas del destino conoció a Dios. Ocurrió un día en que con su hermano fue a una reunión de una comunidad de oración. "Escuché la catequesis sobre Dios de una manera nueva e inusual. Se trataba de Jesús verdaderamente vivo", recuerda.

Luka Klarica jugaba de base en el Split, de Croacia.Cortesía

Tiempo después, luego de asistir continuamente a reuniones, de hacer ayunos y de compenetrarse más con Dios, le confesó a un sacerdote amigo que sentía una gran atracción por la vocación sacerdotal, pero también por la vida matrimonial. 

"Nunca olvidaré sus palabras, me dijo: 'El hecho de que sientas por las mujeres significa que eres un hombre sano y normal y por tanto tienes cualidades para ser sacerdote. Rezaré por ti'. Y eso me dejó pensando".

Entonces tomó una elección y años después Luka Klarica fue ordenado sacerdote de la archidiócesis de Rijeka, en su natal Croacia. Hoy su camino es completamente diferente. Un buen basquetbolista que nunca pensó que se convertiría en sacerdote para 'jugar' más cerca de Dios.

Klarica administra el santo sacramento del bautizo a un pequeño.Cortesía

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