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Nathalia recuerda todas sus fiestas con mucho amor.ALEX LIMA

¿La navidad es sinónimo de unión y amor? Así son las fiestas de dos mujeres trans

Nathalia, de 34 años, sí la festeja con esa algarabía, pero María Vittoria la pasa alejada de la familia de su padre desde 2018

Para Nathalia Espinoza, mujer trans de 34 años, la Navidad es tiempo de regocijo para su corazón. Ver a su familia y a sus allegados reunidos en una misma residencia con el afán de celebrar le llena el alma. A casa de sus padres llegan más de 20 personas a compartir la cena de Nochebuena el 24 de diciembre.

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Para su familia, no pueden faltar el cerdo y el relleno, pero tampoco el amor, la unión y el respeto. Este último tampoco se perdió cuando ella reveló a su familia que quería empezar su ‘transición’ de hombre a mujer.

“Recuerdo que me dijeron que era mi decisión, que yo ya era una persona adulta y, además, mal que yo lo diga, pero mi mamá estaba segura de que había criado a buenas personas, con principios, así que nunca tuvieron problema con aceptar mi cambio”, cuenta.

Nathalia, con una mirada llena de alegría por hablar de su familia, revela que los otros cuatro integrantes de su núcleo (sus padres y sus dos hermanos) representan lo más bonito que ella se puede imaginar.

Sin embargo, al llegar diciembre siente nostalgia por haber perdido a una de sus hermanas hace muchos años y a su abuela hace casi un año.

“Mi Navidad soñada, definitivamente, sería una en la que estemos completos, en la que mi hermana y mi abuela pudieran compartir en la mesa con nosotros”, dice sin perder la ‘magia’ que está en el ambiente.

María Vittoria no cuenta con la presencia de su padre desde hace seis años.CARLOS KLINGER

La Navidad no es 'roja' para todos

En cambio, para María Vittoria Otero, mujer trans de 23 años, las celebraciones decembrinas no son las mismas desde 2018, cuando ella les habló a sus padres sobre su decisión de cambiar al género con el que se identifica.

Vittoria, como prefiere que la llamen, dice a EXTRA que ese año marcó su vida para siempre, pues sus padres decidieron internarla en una “clínica de deshomosexualización” en Guayaquil.

En esta, según relata la joven, pasó un año y durante ese tiempo fue objeto de maltrato y de experiencias que, dice, solo hicieron más fuerte su deseo de ‘transitar’ hacia su versión femenina.

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“Pasando casi seis meses desde que entré, uno de los que nos cuidaban dijo que mi mamá me había botado todas mis cosas femeninas. Yo pensaba que lo decía solo para que yo me asustara, pero cuando salí me di cuenta de que no había mentido: el maquillaje que yo misma compré con ahorros y todos mis objetos ya no estaban en mi habitación”, rememora.

5 años no ha podido celebrar con su familia paterna María Vittoria. 
Así lo expresó María Vittoria

Pero para ella, lo peor fue sentir el rechazo de su familia. Vittoria explica que, antes de 2018, sus Navidades eran ‘dobles’ porque sus padres, divorciados, festejaban con ella y sus hermanos por dos. “Nos llevaban a comprar regalos y hacíamos todo dos veces, pero ese año acabó todo”.

En primera instancia, su familia materna decidió alejarse, pero al notar que su familia paterna (incluso su padre) también la excluyó, luego la ‘abrazaron’ con todo el cariño.

“Extraño demasiado no poder celebrar y festejar con ellos (su familia paterna). No extraño lo material, sino el calor de familia, compartir la cena, la sazón de mi abuelita... en fin, todavía guardo la esperanza de que me acepten como soy”, piensa Vittoria.

Cuenta que la única forma de reencontrarse con los platillos de su abuela es a través de sus hermanos, pidiéndoles que le lleven un poco de lo que ellos cenan. “Tengo fe de que todo va a cambiar”, concluye con una sonrisa.

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