Romina ha “soltado la pena y dejado fuera” los malos momentos durante la época navideña, tal como lo expresa en su nueva canción, ‘Vamos juntos a cantar’, lanzada en diciembre de 2024. A sus 22 años, la artista se permite disfrutar de los tiempos de unión familiar, sin recordar los problemas ni los rencores del pasado.

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Con su dulce voz, interpreta las primeras líneas de la canción y cautiva al set navideño de EXTRA. Se hace difícil apartar la mirada de ella. Sin embargo, Romina asegura que lo suyo es más que “cantar y encantar”: “Yo sé que estoy respaldada por Dios, a quien dedico mis melodías”, afirma con firmeza.

La joven artista comparte que su sencillo navideño es una ofrenda para el Señor y una reflexión sobre las pruebas que ha enfrentado a lo largo de los años. Ella recuerda que la primera de estas pruebas fue la separación de sus padres, un evento que la marcó profundamente, ya que, hasta ese momento, habían estado muy unidos.

“Pero todo pasa y Dios puede restaurar personas y hogares. Mi vida y la de mi familia es una prueba de aquello”, sostiene.

Fue precisamente esta familia, compuesta por sus dos hermanos mayores y sus padres, la que impulsó su carrera. Romina recuerda que se adueñó del micrófono a los 3 años, cuando decidió participar en una noche de talentos en la iglesia a la que asiste en Milagro, su cantón natal, en Guayas.

“Le dije a mi mami que quería cantar y ella dijo que me apoyaba, pero que debía practicar muchísimo, y pasó... Ahí me veían a mi, con 3 años, parada en el escenario cantando. Yo creo que, efectivamente, mi mami descubrió mi talento”, asegura.

Con el paso de los años, Marcela, su madre, no dejó pasar ninguna oportunidad para inscribirla en los cursos de canto y otras disciplinas organizados por el Municipio local. “Toda la preparación que recibí en estos cursos influyó en mí”, afirma.

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Cuando Romina cumplió 8, finalmente fue inscrita para recibir educación formal en música; por lo que, a sus 22, canta y entona piano, ukelele y violín, siendo este último su fortaleza. “A mi me puede faltar todo, menos Dios y la música, de eso no me puedo alejar”, comenta.

Su amor por las notas musicales, además, la llevaron a estudiar Artes Musicales en la Universidad de las Artes, en Guayaquil. También trabaja impartiendo clases en una academia de la urbe porteña. No obstante, aclara, su devoción siempre será Dios y su tiempo también se lo dedica a Él.

“Mis canciones transmiten su grandeza y amor. Quiero que todos conozcan que Dios es el único capaz de quitarnos lo malo y hacer de nosotros mejores personas”, concluye. 

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