Jefferson Emilio Coello Miranda, su esposa y sus tres hijos tenían menos de 24 horas de haber arribado a Guayaquil cuando los sorprendió la tragedia, la tarde del pasado sábado.

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El destino de esta familia oriunda del Oriente ecuatoriano, para disfrutar del carnaval, era Máncora, un balneario del noroeste de Perú, pero antes de continuar con su viaje de placer, decidieron hacer una escala en el Puerto Principal, para reunirse con el resto de familiares que los acompañarían en el paseo.

Cuatro horas antes de emprender la ruta hacia el vecino país del sur, Jefferson y sus parientes fueron a comer en un local del norte porteño, donde a tiros un hombre acabó con su vida.

Coello Miranda era originario de Lago Agrio, cantón de Sucumbíos, pero desde hace cuatro años residía en Manta, Manabí, donde junto a su esposa era propietario de una tienda de ropa.

“Mi hijo era un aventurero, le gustaba recorrer el país. Nosotros somos de Lago Agrio, pero él tenía un negocio en Zamora Chinchipe y se fue a vivir a Manta porque se enamoró de esa ciudad. Allí abrieron una boutique”, expresó su madre, Nancy Miranda.

Tras enterarse de la desgracia que le arrebató al menor de sus tres hijos, la señora y varios familiares viajaron a la urbe porteña para retirar del Laboratorio de Criminalística el cadáver de Jefferson y trasladarlo hasta su tierra natal, donde será velado y sepultado.

Un tío del fallecido manifestó que, de acuerdo a la versión de los familiares que estuvieron junto a Jefferson, la intención del delincuente era robarle el bolso donde su ser querido guardaba la plata que minutos antes había retirado de una entidad bancaria.

“El dinero era para el viaje a Perú, seguramente también iban a traer mercadería. Mi sobrino era comerciante, venía una vez por semana a Guayaquil para comprar ropa que luego vendía en su tienda. Llevaba jeans, camisetas, gorras. No entendemos. Si ya tenían el bolso donde estaba el dinero, por qué dispararle”, lamentó.

Sin embargo, una fuente policial reveló que Coello Miranda posiblemente estaba inmiscuido en una actividad ilegal y que por eso no se podía descartar esa motivación como causa de su muerte.

Cerca de las 15:10, dos sujetos llegaron en una motocicleta hasta los exteriores del local de comidas, ubicado en Sauces 1, frente a un centro comercial de La Garzota. Uno de los malandrines, quien cubría su rostro con pasamontañas y llevaba una chompa de color blanco, se bajó del liviano vehículo e ingresó al local para acercarse a la mesa donde estaba la víctima y descargarle ocho tiros, delante de sus familiares.

Minutos después, cerca del lugar de los hechos, policías hallaron abandonada la motocicleta que habrían utilizado los asesinos.

“El occiso no tenía antecedentes penales, pero por información reservada, al parecer, tenía nexos con grupos criminales. Estamos investigando la veracidad de este dato”, sostuvo el investigador. (AEB)

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