Thaliana Garzón se vistió con una diminuta lencería con ligueros de color negro, pese al frío de esa noche en Quito. También alistó un traje sexy adicional, el arnés de cintura con consolador incluido y plug anal (juguete sexual), los cuales dejó encima de su cama, y bajó la intensidad de la luz de su cuarto.

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La modelo colombiana, que lleva radicada en la capital desde inicios de 2023, estaba lista para recibir a un empresario quiteño de unos 40 años, que buscaba satisfacción con pegging o intercambio de roles, práctica sexual en la que una mujer penetra por el ‘chiquito’ a un hombre empleando una prótesis que se sujeta en el pubis.

El mensaje “Ya me encuentro afuera de su departamento”, que recibió Thaliana de su cliente aproximadamente a las 20:00, hizo que se levantara de su sofá y fuera hacia la cocina a servir una copa de vino, bebida que le ofreció apenas llegó a la puerta del lugar, para que “vaya bajando los nervios”.

“Hola, guapo. Qué lindo será conocerte en la intimidad”, le dijo Thaliana al quiteño, quien llegó vestido con su traje formal (recién salía de su trabajo), mientras le daba un beso en un cachete. Él solamente respondió con un “hola” y sonrió. Su nerviosismo era evidente, pues era su primera vez.

Luego pasaron a la habitación y, para entrar en ambiente, la colombiana empezó a conversar con el empresario sobre cómo quería que lo tratara en el acto. Y las instrucciones de él fueron claras: “Es la primera vez que voy a experimentar el pegging... trátame con amor y hazme disfrutar, no me hagas sufrir”.

El cliente, quien aseguró ser casado y padre de familia, quería la experiencia completa. Además de experimentar “algo nuevo” que esté fuera de lo heterosexual, buscaba sentirse como una mujer y ser dominado. Por eso le pidió a la modelo que le preste una lencería parecida a la que ella lucía.

Y tras algunos besos, caricias y unas cuantas copas de vino (se ‘bajaron’ la mitad de una botella de un litro), él se puso el traje. Tuvo un ‘debut’ placentero, porque en el acto utilizó los juguetes sexuales plug anal y consolador, que tenía una medida de 15 centímetros de largo, tras pagar 300 dólares por el servicio.

Thaliana Garzón, en exclusiva con EXTRA, reveló que se radicó en Quito porque se dio cuenta de que hombres mayores de 40 años, que son padres de familia, no se consideran homosexuales y son casados con una mujer, buscan experimentar con su sexualidad, sin temor a alejarse de lo convencional.

“Yo más realizo encuentros para hacer pegging. En el mes puedo tener unas 30 citas y en su mayoría son quiteños de más de 40 años. Son empresarios, gente de dinero y reconocida, que buscan experimentar en lo sexual lo contrario a lo que siempre han realizado, ya no quieren penetrar, sino ser dominados”, reveló.

Y acotó: “Puedo decir que en Quito es donde más se practica el pegging, porque hasta los extranjeros llegan acá para hacerlo. En Ecuador les gusta este tipo de fetiches, solo que prefieren hacerlo a escondidas porque tienen temor de que los juzguen las personas en la calle o sus familias”.

Garzón también puede ser la novia virtual de sus clientes por el tiempo que deseen (al mes cobra 300 dólares). Ellos, en su mayoría, tienen el fetiche de conocer a detalle los encuentros que tenga Thaliana con otras personas, porque “esas experiencias los excitan”.

“Yo soy su novia todo el tiempo que esté disponible, pero todo por chat. Me preguntan lo que me gusta, qué hago y me mandan regalos. Pero más me preguntan sobre lo que hago con otros clientes, les gusta que les cuente con detalles lo que me han pedido hacer porque eso los excita, ese es su fetiche”.

Al también atender a parejas de novios o esposos para hacer tríos, que suelen pasar los 30 años, la modelo colombiana se ha percatado de que las ecuatorianas son tímidas a la hora de tener sexo con alguien nuevo, pero una vez que se llenan de confianza se “convierten en expertas”.

“Los hombres son los que empujan a sus parejas a hacer tríos, por eso ellas llegan con nervios; pero son las que más terminan disfrutando, yo termino violada por ellas. Me he encontrado con mujeres hermosas que con confianza son extrovertidas y se desenvuelven bien en lo sexual, parecen actrices porno”.

Es más, los varones terminan solo mirando porque se emocionan demasiado al ver a sus parejas tener relaciones con otra mujer.

“El hombre ecuatoriano es muy desesperado y suele eyacular muy rápido, y en el servicio solo pueden terminar una vez (entre risas). Por eso, casi siempre me quedo solo con la mujer. A ellas les gusta que las traten con amor y romanticismo, les gusta sentirse seducidas y deseadas, esto hace que regresen por más”.

Considera que Quito se ha convertido en un ‘paraíso sexual’ para los extranjeros, porque llegan a una ciudad donde nadie los conoce y pueden satisfacer sus fetiches sin problemas. Tanto así que hasta se atreven a salir a la calle vestidos con trajes de mujer y amarrados como perros.

“Los extranjeros son locos. A esos les gusta vestirse de mujer, que les ponga una correa de perro y los saque a pasear así por la calle. Obvio, vamos a un lugar donde no haya mucha gente, pero a ellos no les importa salir así a la calle. Les gusta lucir como mujeres y que los traten así mismo en la cama, aman el pegging”.

Luego de realizar pegging, tríos y ser novia por chat desde inicios de 2023 en Quito, Thaliana considera que Ecuador es un país candente. “De Sudamérica, Ecuador es el país con personas más calientes, solo que acá todavía tienen mucha vergüenza. Pero las que más destacan son las mujeres, porque parecen actrices porno; y los hombres mayores a los que les gusta el pegging”.

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