A los 7 años, a Maikol Véliz le detectaron una deficiencia en su corazón que, conforme iba creciendo, le causaba cada vez más molestias en el pecho. En Paján, Manabí, vende chuzos junto a su padre y madrastra en la vía pública, un alimento tan común y apetecible que se convertía en un recordatorio constante de lo que no puede disfrutar plenamente, así como jugar al fútbol.

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Maikol, de 18 años, le contó a EXTRA que desde hace dos años sus dolores en la zona pectoral se agravaron con convulsiones y taquicardias, por lo que aquello obligó a su padre a ingresarlo a distintas casas de salud, con el fin de que mejore.

“La grasa me afectaba bastante, me sentía mal cuando me agitaba o cuando me alteraba”, aseguró. Lo que sí le gusta a este joven -hincha torero- era ‘pelotear’, lo malo era cuando jugaba más de 10 minutos, pues comenzaba a dolerle el corazón.

Su padre, Stalyn Véliz, confesó que después de una infructuosa búsqueda de algún centro médico que pudiera ayudarlo con precios económicos -debido a su falta de recursos-, se quedó desfinanciado por los exámenes, los cuales rondaban los 1.500 dólares cada uno. En un hospital público de Manta le ofrecieron ayudarlo y trasladarlo al Hospital del Niño, en Guayaquil, sin embargo, hasta este año aún seguía en espera.

“La gente me había dicho que la señora Angélica Márquez ayuda por medio de la Junta de Beneficencia de Guayaquil (JBG), pero en lo personal, yo era incrédulo porque nadie ayuda gratis”, compartió Stalyn. De acuerdo con él, un día de diciembre del 2023 una líder voluntaria de la JBG se acercó a su pequeño puesto de chuzos para ofrecerle ayuda de manera gratuita.

Fue el 21 de febrero que se realizó la operación a cargo de la cirujana cardiovascular Diana Yépez, quien le diagnosticó Comunicación Interauricular, lo cual es un defecto de nacimiento caracterizado por un orificio en el corazón.

Para tratar esta condición, la doctora Yépez realizó una cirugía de corazón abierto. Conectaron este órgano a una máquina de circulación extracorpórea, donde la sangre circulaba a través de esta, y eso le permitía operarlo con el corazón detenido y sin sangre. Luego se tapó el orificio con un parche que utilizó con una capa del propio corazón de Maikol.

El 8 de marzo, Maikol asistió al Hospital Alfredo G. Paulson para un control posoperatorio. “Yo lo veo excelente, y él se siente muy bien, que es lo más importante; que no tenga ningún síntoma y nada que les moleste (...) lo bueno es que podrá regresar a su vida normal”, sostuvo Yépez.

Tras la operación, Maikol comentó que ya no tiene las pulsaciones en el corazón que sintió casi a diario durante toda su vida, por lo que afirma que la operación fue excelente.

Con respecto al fútbol, Maikol planea descansar este año y volver con fuerza el próximo para estar ‘papelito’ para jugar con sus panas. Mientras que retomará su gusto por los chuzos y la ‘jama’ con grasa... eso sí, de a poco y sin excesos, por recomendación de su cirujana.

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