Un mal presentimiento atormentaba desde las primeras horas del miércoles 7 de abril, el corazón del doctor Elvis Trujillo Correa. Antes de abordar la avioneta que lo traía de regreso a Guayaquil él le dijo a su esposa, Karen Carranza, que le enviara fotos de sus hijos, porque los extrañaba.

Tres horas después, Carranza, también doctora, volvió a recibir un audio de su cónyuge, pero esta vez se entrecortaba y se confundía con el ruido provocado por las turbulencias y la aeronave en pleno vuelo,  en la que se transportaba junto a otras cinco personas.

“Cuida a mis hijos, los amo, los amo”, fueron las últimas palabras que escuchó la mujer antes de perder comunicación con su amado.

La peor noticia

Minutos después de ese mensaje llegó la confirmación de la fatal noticia. Elvis, de 36 años, y sus compañeros de viaje, la doctora Silvia Orellana Manzano, el ingeniero Julio César Carrillo Rugel, los pilotos Edwin Joffre Velásquez Reyes, Juan Gabriel Guapaz Bone y Jaime Muñoz habían fallecido en un accidente aéreo.

El pequeño avión que despegó de Nueva Loja (Sucumbíos) a las 10:23 y que debía aterrizar en el Puerto Principal, a las 12:08, se estrelló en una poza de sembrío de arroz, en el cantón Salitre (Guayas). Un día antes la tripulación y los tres pasajeros habían viajado a la provincia del Oriente ecuatoriano para trasladar a un paciente con COVID-19.

Fernanda Cagua, cuñada de Elvis, recordó que él se comunicó con su hermana en la mañana, antes de abordar la avioneta le dijo que tenía que se sentía mal, presentía que algo malo iba a pasar.

Lo esperaban para almorzar

“Lo esperábamos a las 13:00 para almorzar. Le dijimos que cuando aterrizará nos avisara para irlo a recoger. Luego solo envió mensajes de audio, nunca más lo volvimos a escuchar. A los pocos minutos nos llamaron de Yanapay (empresa privada especializada en servicios prehospitalarios) para decirnos que mi cuñado había muerto”, recordó con tristeza su allegada.

Elvis tenía dos hijos, un niño de 9 años y una bebé de 5 meses de nacida, laboraba en el Omnihospital y prestaba servicios en el ECU-911. Al igual que su colega, la doctora Orellana y el ingeniero Carrillo, brindaba servicios en Yanapay.

Silvia, de 28 años, era madre de dos niños (5 y 2 años). Ejercía como médico en el área de Emergencia del hospital Abel Gilbert Pontón, ubicado en el suburbio de Guayaquil.

Julio César (30) era hijo único y con frecuencia salía de la ciudad para realizar traslados hospitalarios.

Una vida conociéndose

Juan Gabriel, Edwin y Jaime tenían más de 30 años de amistad. Los tres pilotos se conocieron en la Unidad Educativa de la Fuerza Aérea Ecuatoriana (FAE), en Quito. Allí cursaron sus estudios primarios y secundarios, aseguraron sus amigos Paúl Fuentes y Juliana Castillo.

Juan Gabriel, de 42 años, era el mayor de cinco hermanos, nació en Esmeraldas, pero desde pequeño se radicó con su familia en la capital.

“Conocíamos a los otros dos pilotos porque trabajaban con Juan Gabriel, quien era socio de una escuela de aviación en Nueva Loja, pero no estaban volando en una avioneta de esa escuela, sino en un vuelo privado trasladaron a un paciente. Él (Guapaz) realizó sus estudios de aviación en Argentina”, comentó Fuentes.

Muñoz también era oriundo de Quito. Mientras que Velásquez nació en la capital manabita, pero se radicó en Guayaquil.

En la aeronave se hallaron tanques de oxígeno e insumos médicos

Desde la mañana de ayer, agentes de la Policía Nacional, de la Dirección General de Aviación Civil (DGAC) y de la Junta Investigadora de Accidentes Aéreos realizaron pericias a la avioneta para esclarecer las causas que provocaron el percance aéreo.

Dentro de la aeronave se hallaron tanques de oxígeno, maletas e insumos médicos.

Miembros de la DGAC que llegaron hasta el sitio donde estaba la avioneta siniestrada no se pronunciaron sobre el hecho.

El fiscal de Salitre, Stalin Naranjo, dijo a EXTRA que la aeronave accidentada fue contratada para dar un servicio hospitalario y que pertenece a una empresa de Guayaquil. (ERS)