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Fernando Granda junto a Tita.Karina Defas.

Casi la atropella, pero ahora es su compañera

Durante la misa de bendición a animales un hombre llegó con su perrita rescatada. La mayoría de personas tenía mascotas adoptadas.

En la mente de Fernando Granda aún retumba el rechinar de las llantas de su auto, fue un momento complejo porque pensó que había matado a su pequeña Tita, la perra color café que ahora es su compañera.

Era enero de 2018, el hombre circulaba por la avenida Simón Bolívar, a la altura de la Loma de Puengasí, al suroriente de Quito, de pronto vio que el animalito escapó de ser aplastada por un bus. Él frenó y casi topa a la perra, que asustada se quedó en la calzada, Granda bajó y trató de ayudarla, pero ella escapó a un terreno cercano.

Una pieza de pan le sirvió para llamar su atención, después del susto de casi haberla matado decidió que debía acogerla, cuenta a EXTRA. Se encariñó con ella y la llevó a su casa, desde entonces es parte de su familia.

Por eso, la tarde del 4 de octubre decidió llevarla hasta la iglesia de San Francisco, en el Centro Histórico de la urbe, para que reciba la bendición del sacerdote como parte de la fiesta de San Francisco de Asís, considerado el santo de los animales.

La historia de Tita y su dueño no fue la única de animales rescatados, en su mayoría quienes asistieron a la ceremonia religiosa tenían mascotas adoptadas. Laura Defas y Karina Taipe son madre e hija, tienen una gata llamada Nena, que salvaron de morir en un basurero.

Taipe la encontró durante un viaje a Salcedo, su actual mascota estaba dentro de una caja de cartón. Lloraba desesperada y lucía delgada, “era solo pellejo y pelaje”, comenta la mujer. Su corazón se hizo pequeño al ver las condiciones del animalito, por eso la llevó hasta su casa y la adoptó como a una hija.

“Es la mimada” asegura con una sonrisa, su gata duerme con ella y es su compañía en todo momento. Con emoción Karina se acercó hasta el altar del templo religioso para que su mascota reciba unas cuantas gotas del agua bendita que el sacerdote regó a los presentes.

Este fue el segundo año consecutivo en el que se desarrolló la ceremonia, se espera que el próximo año se replique. Se dio un mensaje a la no compra de animales, sino a la adopción.