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‘Armados’ de coraje y valor, ciudadanos se enfrentaron con delincuentes. Pero, pese a su heroísmo, la Policía les aconseja no poner en peligro su vida
Las únicas ‘armas’ que utilizaron para enfrentarse con delincuentes fueron su valor y coraje. Estas dos características, que convergen en valentía y determinación, son las que distinguen al riosense Pedro Luis Muñoz Herrera y a los guayaquileños Wendy Viviana Rodríguez Gutiérrez y Cristopher Alexis Loor Guamán.
Estos tres ciudadanos, cansados de la inseguridad que azota al país, arriesgaron su vida para resistirse al robo de sus pertenencias o para atrapar a delincuentes que merodeaban por su sector o su lugar de trabajo.
En Ecuador, hasta mayo de este año, según información de la Fiscalía General del Estado, 9.415 personas denunciaron haber sido víctimas de robo. Esto ha originado un incremento de 1.504 querellas, en relación al 2020, (ver infografía).
Pese al aumento en este tipo de delitos, José Luis Salas, comandante subrogante de la Zona 8 (que comprende los cantones de Guayaquil, Durán y Samborondón), afirmó que la Policía ha implementado varias estrategias para “asistir a la ciudadanía” y disminuir el índice delincuencial que golpea a un país de 17 millones de habitantes.
El jefe policial resaltó la actitud heroica de estas tres personas. Sin embargo, les recomendó que antes de enfrentarse a un delincuente piensen en su bienestar. Los pillos no solo podrían estar armados, sino bajo los efectos de la droga, detalló. “Esto podría ser un detonante y lo convertiría en una persona más violenta. Incluso, lo que se origina como un robo podría transformarse en una muerte violenta”, sostuvo.
Su zona da miedo
“La próxima vez no lo entregaremos a la Policía”
El pasado 23 de agosto, Pedro Luis estaba parado en el portal de su vivienda, en las calles 44 y Rosendo Avilés, en el suroeste del Puerto Principal. Vio que cuatro hombres, en actitud sospechosa, llegaron en dos bicicletas hasta el negocio de su vecino. Dos de ellos portaban armas de fuego e ingresaron a robar.
“No lo pensé dos veces y agarré a uno de ellos de la camiseta. Al delincuente se le escapó un tiro y por poco me impacta en el cuerpo. Estoy vivo gracias a Dios”, menciona Pedro, de 51 años.
Recuerda que con la ayuda de moradores logró capturar a uno de los antisociales, el mismo que fue entregado a la Policía. “Él aún está preso, por lo menos valió la pena haber arriesgado la vida. Pero eso sí, la próxima vez que cojamos a un delincuente, no lo entregaremos a la Policía. Primero le damos su merecido, para que se le quiten las ganas de tomar lo ajeno, que trabaje”, menciona Pedro, oriundo del cantón Montalvo y quien durante 25 años trabajó como guardia de seguridad.
El riosense asegura que no es la única vez que ha sido víctima de la delincuencia. Hace dos años le robaron su celular mientras viajaba en una buseta por el suburbio porteño.
“Lamentable, no hay lugar de la ciudad que sea seguro. En mi zona ya da miedo hasta estar en el portal. He visto tantos robos, que perdí la cuenta. Policías, fiscales y jueces deben trabajar por nuestro bienestar”, afirma.
La atracaron dos veces
“Ya no toleramos tantos robos y asesinatos”
A sus 30 años, Wendy Viviana ha sido ‘presa’ de los ladrones en dos ocasiones. La última vez fue el pasado 9 de agosto, cuando antisociales llegaron a su lugar de trabajo, una farmacia ubicada en la ciudadela Sauces 6, en el norte porteño.
“Fueron dos minutos de terror los que viví esa noche. La intención de la pareja, que llegó a robar a la farmacia, no era solo amarrarme, sino meterme a un cuarto y dejarme encerrada. Fue por eso que le di varios manotazos al delincuente”, recuerda Viviana.
A la guayaquileña le tomó varios días reponerse del susto e, incluso, llegó a tomar medicamentos para calmar los nervios que sentía cada vez que a su mente volvían las imágenes del atraco.
“Ahora cierro los ojos y me pregunto ‘¿y si me hubieran disparado?’. Reconozco que me arriesgué, pero no me arrepiento, porque los ciudadanos ya no toleramos tantos robos y asesinatos. Cuando salgo de mi casa, camino con recelo, siento miedo porque hay mucha delincuencia y uno puede ser víctima hasta de una bala perdida”, sostiene.
Abundan los LADRONES
“Si veo a alguien robando, también lo amarro a un poste”
A Cristopher Alexis ya no le causa sorpresa ser testigo de un asalto o hurto en el sector donde trabaja. Vende empanadas, desde hace más de dos años, en las calles Maldonado y Abel Castillo, en el sur de Guayaquil. Así se gana la vida de forma honrada y lleva al sustento a su familia.
Rememora que el pasado 5 de junio agarró al Negro Joel, un presunto antisocial que ya había sido captado cometiendo robos en este sector de la ciudad.
“Decidimos darle un escarmiento para que no vuelva a hacerlo, y es por eso que lo amarramos a un poste de alumbrado público. Así lo tuvimos por cuatro horas. Él es consumidor de droga y lo vimos cuando se llevaba el retrovisor de un carro. En el sector donde trabajo roban todos los días”, comenta Alexis, de 26 años.
Admite que no se arrepiente de haber expuesto su vida para agarrar al hombre que, con sus actos delictivos, atemoriza a los comerciantes y vecinos de su sector.
“En nuestra ciudad no hay paz, todos los días matan, roban, como ciudadanos no nos sentimos respaldados. Confieso que si veo a alguien robando, también lo amarro a un poste”, resalta.