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Luto por el fallecimiento de Nicolás Fiallos Medrano, referente de la música nacional
El alcalde Luis Silva decretó tres días de luto para Baños e izar la bandera a media asta en honor a su cantautor
“Espero que Julio Jaramillo me tenga guardado un puestito, para cuando vaya, cantar juntos”, fueron entre las últimas expresiones de Nicolás Fiallos Medrano. La tarde del martes 18 sus ojos se cerraron y su voz se apagó para siempre, para ir en busca de su amigo Julio Jaramillo a quien conoció en Baños de Agua Santa en Tungurahua.
Nicolás Fiallos fue quien le dio música al pasacalle “El Mendigo”, uno de los que se escuchó en la voz de Julio Jaramillo. Fiallos nacío un 25 de julio de 1919, rodeado por esa belleza única del “Pedacito de Cielo” que es Baños. Tenía 102 años, pero si los años no se reflejaran en el cuerpo nadie hubiese imaginado su edad. Tenía la vitalidad de la juventud y su memoria tan brillante y lúcida como aquellos tiempos de su niñez.
El alcalde Luis Silva decretó tres días de luto para Baños e izar la bandera a media asta en honor a su cantautor, orgullo nacional. Sus restos fueron llevados hasta el teatro que fue bautizado con su nombre en su querido Baños y sus restos reposarán en el Cementerio Municipal.
LEGADO EN LA MÚSICA
Wilson Olivo, uno de sus amigos cercanos, expresó que quizá muchos no conozcan a Nicolás pero sí han llorado por nostalgia, alegría o se han enamorado al escuchar a Anita Lucía Proaño con su “Te quiero, te quiero” o “Vuelta al hogar” en la voz de Noé Morales, que son solo un ejemplo de los casi más de 500 temas que ha compuesto el artista.
A sus 102 años aún cantaba como un jilguero, bailaba como un “trompo” y todavía sus manos plasmaban lo que dictaba su corazón. “Sublimidades” fue el pasillo que lo terminó la noche del 25 de julio como regalo de su cumpleaños 96.
Nicolás Fiallos enamoraba con solo observarlo y escucharlo cantar es una gloria, recordó Cristina Tibán. A su “amante” y grande amor que es considerada su guitarra no la abandonó nunca e incluso cuando sus amigos lo iban a visitar se las mostraba con orgullo y le sacaba melodías.
UN AMANTE DE LA VIDA Y LAS CANCIONES
El compositor siempre buscó más de mil razones para vivir cada día como si fuese el último. Se casó cuando él tenía 22 años y ella un poco menos de 16. Tuvo dos hijos: Jaime Enrique y Rafael.
Cuando estaba a cuatro meses de cumplir 63 años de casado perdió al amor de su vida, su Ermelinda Guevara. Tres años después la desgracia lo seguía de cerca, una trombosis se llevó a su hijo mayor y tres años más tarde su hijo menor también se fue de su lado a causa de un infarto. Cuya causa ahora se lo llevó a él para juntarlos.
“Mi guitarra me ha ayudado a salir de las duras pruebas”, mencionó, antes que llegara la pandemia en una reunión de amigos. Aprendió del gusto por la música al escuchar a su mamá. A los siete años empezó a entonar la guitarra. Le gustaba bailar, pero muy apegadito.
Un 21 de noviembre de 1938 gracias al impulso de su colega baneño, Julio Cañar, se lo escuchó por primera ocasión en radio El Palomar, un pasodoble. Luego llegó su éxito.
Se describía como músico, compositor, pintor, zapatero. Sus temas han sido cantados por artistas como: Julio Jaramillo, Hermanas Mendoza Suasti, Paulina Tamayo, Segundo Rosero, Hnas. Mendoza Núñez, Trío Colonial, Teresita Andrade, Ana Lucia Proaño, Margarita Laso, entre otros.
Sus últimos días los pasó en Quito, al cuidado de parientes cercanos y en su muerte regresó a su Baños amado, junto a los suyos, a los que se le adelantaron.