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Lewinku Gracia García dentro del edificio que construyó con sus propias manos y en el que ha decidido quedarse.Luis Cheme

Sismo en Esmeraldas: Lewinku Gracia García se resiste a dejar su vivienda

La historia de un docente jubilado que permanece en su casa que sufrió daños por el último temblor

En el corazón de la ciudad de Esmeraldas, Lewinku Gracia García, maestro jubilado de 61 años, se niega a abandonar su hogar, a pesar de que el sismo del pasado 25 de abril ha dejado su huella en su estructura y en su vida. La casa de Lewinku no es solo una edificación; es un símbolo de esfuerzo y dedicación, porque fue construida con sus propias manos.

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Con cuatro plantas, la estructura ha resistido el paso de los años, y no solo es su casa, sino un reflejo de su vida. “Aquí he vivido momentos inolvidables y no puedo simplemente dejarla atrás”, dice con firmeza mientras observa los daños en la fachada.

El sismo afectó más de 50 edificaciones en las cercanías. La casa de Lewinku, aunque dañada, todavía se mantiene en pie. La parte frontal ha sufrido un colapso significativo, pero él ha tomado la decisión de quedarse. “No tengo a dónde ir”, confiesa.

Su esposa y su suegra fueron evacuadas a la casa de un familiar, pero él y uno de sus hijos decidieron permanecer en su hogar, aferrándose a la esperanza de que su morada pueda ser salvada.

En busca de soluciones reales ante la adversidad

Lewinku se siente responsable de su vivienda y de los recuerdos que en ella habitan. “Esta casa tiene más de ocho años, y aunque ha sufrido daños, es parte de mí. No puedo abandonarla”, afirma con determinación.

El docente jubilado comparte su preocupación por la respuesta del Municipio ante la crisis. "He visto cómo han evacuado otras casas, pero aquí, en mi hogar, no han hecho nada". Las autoridades han estado presentes, pero las acciones concretas parecen escasas. “No es suficiente con hacer un censo o emitir un informe técnico. Necesitamos soluciones reales”.

La situación en la zona es crítica. Las calles están llenas de escombros y hay edificios con daños severos. "Cada día es una lucha. No sé qué pasará mañana, pero hoy estoy aquí, y eso es lo que importa", concluye con una mezcla de resignación y esperanza.

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