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Lorena Bobbit tenía 23 años cuando, cansada de los abusos y palizas que le dada John Bobbitt, le cortó su miembro viril con un cuchillo de cocina.EXTRA

Se cumplen 30 años del caso Lorena Bobbit: ¿por qué le cortó el pene a su esposo?

En 1993, una migrante ecuatoriana se cansó de la violencia en su hogar y reaccionó como nadie esperaba: cercenándole el miembro viril a su marido.

Miércoles 23 de junio de 1993. Lorena Bobbitt se subió a su auto llorando, asustada, confundida, con rabia... y con una parte del pene de su esposo entre sus manos, sangrante aún, caliente. Un trozo de carne, nada más.

Esa madrugada, Lorena, de apenas 1,55 metros de estatura, fue golpeada una vez más por su marido, John Bobbitt, un exmarine norteamericano de 26 años y 1,70 metros con quien se había casado tan solo cuatro años antes.

Borracho, después de una noche de diversión con sus amigos, al llegar a casa la golpeó y la violó, como tantas otras veces lo había hecho. Y luego se acostó a dormir, como si nada. Para entonces, la rabia ya se había tomado el cuerpo y mente de la mujer, una ecuatoriana migrante que había llegado a Estados Unidos en busca del sueño americano. Tenía solo 23 años.

Ya violentada, humillada otra vez, solo esperó a que John se durmiera. Ya cerca de las 04:00 fue a la cocina y tomó un cuchillo de 20 centímetros de largo. Lo agarró con fuerza del mango rojo y regresó al cuarto donde John dormía. Levantó las sábanas con que se cubría su esposo, agarró su pene y simplemente se lo cortó. Lo castró y él ni siquiera sintió.

Luego de eso corrió y ya en su carro, un Mercury Capri, confundida condujo hasta la casa de su jefa y amiga en la peluquería donde laboraba, en el pueblo de Manassas. En medio camino, algo le incomodaba al conducir. Sus manos no podían tomar bien el volante porque entre ellas llevaba aún el pene de su esposo. Entonces lo tiró hacia el jardín de una vivienda y siguió de largo.

John Bobbitt, en cambio, despertó poco después sobresaltado, con las sábanas llenas de sangre. Un dolor invadía su entrepierna y notó con angustia que algo le faltaba. No era él ya, le habían quitado su 'virilidad'.

La ecuatoriana Lorena Gallo tenía 19 años cuando se casó con John Bobbit, entonces de 22 años. Ya como su esposa asumió también el apellido que luego la haría famosa: Bobbitt.

Lorena y John, el día de su boda. Tenían menos de un año de haberse conocido.Archivo / EXTRA

Hoy, vienes 23 de junio de 2023, treinta años después, este caso continúa generando morbo y curiosidad por todo lo ocurrido. Aunque también, pese a tantos años y la lucha de las mujeres por sus derechos, el caso sigue causando risa entre la gente, inconsciente de todo lo que generó y significó para la lucha femenina.

  • 'Pobre’ John, qué ‘mala’ mujer es Lorena

Más allá del morbo, lo ocurrido esa madrugada del 23 de junio de 1993 y todo lo que vino después quedó grabado en la historia de Estados Unidos y de Ecuador como uno de los hechos más curiosos y polémicos.

Pero detrás había algo más profundo: el sueño de una migrante ecuatoriana convertido en infierno; el machismo latente que lamentaba lo sucedido con el ‘pobre’ John y lanzaba todos sus dardos a la mujer que se cansó de aguantar golpes y de ser violada continuamente; una sociedad que se tomó a burla el suceso; una justicia que expuso sin pudor y pese al dolor a una mujer abusada; además de todo lo que influyó en el cambio de actitud para enfrentar el abuso a las mujeres.

En 1993, en Estados Unidos los temas de violencia machista aún eran tratados de manera inconsciente. En el caso de Lorena Bobbit hasta fue motivo de burlas.

En pleno juicio, Lorena Bobbitt lloró varias veces al recordar la violencia a la que fue sometida por su esposo John Bobbitt.Archivo / EXTRA

Incluso, desató una discusión abierta: ¿quién era el abusador y violento en esta historia? Eso, sin dejar de cuestionar la reacción que provocó en Ecuador, donde el tema pasó más por la retorcida burla que por el drama mismo de sororidad con una mujer violentada.

Y es que sin el corte del pene, esta historia hubiera sido una más de abuso. La reacción de alguna mujer indignada que pasaría al olvido”, admite hoy el sociólogo Iván Paredes al analizar la repercusión del caso.

Y es que el caso generó reacciones de todo tipo, en especial de burlas y solidaridad con el afectado, su esposo John Bobbitt. Muy pocos pensaron en ella, en lo que había sufrido y en qué la llevó a tomar esa decisión. Lorena fue absuelta por la justicia, pero debió pasar un duro proceso judicial lleno de humillaciones.

"Nadie estaba preparado para eso en el momento en que sucedió. La sociedad se basó en lo que los medios le mostraban (...) Recuerdo que cuando llamé a la policía, muchos ni sabían cómo hablarme". Lorena Gallo (antes Lorena Bobbitt)
  • El juicio, un proceso que parecía un circo

El 5 de agosto de 1993 se dio inicio a un juicio que puso a Lorena Bobbitt y su esposo John Wayne Bobbitt como estrellas mediáticas. Si hubiese sido en la actualidad se habría convertido, sin duda alguna, en el tema más viral del mundo en las redes sociales.

En ese momento, en realidad hubo dos juicios paralelos: uno contra John por maltrato y abusos, del que fue absuelto y al que casi nadie ‘le paró bola’; y otro contra Lorena Bobbitt, por castración con alevosía, en el que también resultó inocente.

Lorena Bobbitt fue expuesta a un juicio abierto a la prensa, revictimizándola ante la sociedad.Archivo / EXTRA

Pero fue el proceso contra ella el que de verdad llamó la atención de todos. Aquello era un circo. Medios de prensa de Estados Unidos y otros internacionales transmitieron el proceso judicial en sus noticiarios y especiales. La CNN incluso llegó a retransmitirlo entero.

Y para completar, afuera se desató el comercio de camisetas con la cara de Lorena llena de rabia portando un cuchillo en la mano, penes de plástico descabezados, llaveros, penes de chocolate y una serie de objetos alusivos al tema. Y claro está, la venta de salchichas era la atracción.

A Lorena Bobbitt la juzgaron por “lesiones graves con alevosía”. Como parte del mismo proceso fue otra vez revictimizada y durante los 12 días que duró el juicio ella tuvo que contarle al mundo todos los abusos que había sufrido.

Sin embargo, las preguntas muchas veces giraban en torno al mismo ‘libreto’: “Si él la golpeaba, ¿por qué no se fue antes?”. Algo a lo que la defensa de John le agregó cuestionamientos al hablar de “rabia”, “venganza”, “justicia por mano propia”.

Lorena se enfrentaba a una posible condena de 20 años de prisión. Al final, un jurado compuesto por nueve hombres y solo tres mujeres, tras cinco días de deliberación, la declaró “no culpable”.

"Los motivos por los que hice aquello le daban igual a todo el mundo (...) Todos se reían de mi, él me golpeaba, ¿por qué a todos les parecía gracioso? Yo solo me estaba protegiendo". Lorena Gallo, antes Lorena Bobbit
La ecuatoriana fue muy expuesta durante el juicio, donde Johnn solo se victimizaba.Archivo / EXTRA
  • El pedacito salvado que le ‘cosieron’ a John

En medio de su huida y al verse con el pedazo de pene en la mano aún, sangrante, Lorena Bobbitt solo bajó la ventanilla del carro y lo lanzó al jardín delantero de una casa. Horas después de haber sido detenida, luego de contarle a su amiga y jefa de la peluquería lo sucedido y de llamar al 911, Lorena le confesó a la Policía dónde había botado ese ‘pedacito’.

Eran ya casi las 04:30 y en plena oscuridad los policías se pusieron en la difícil tarea de encontrar la parte de pene cortada. Una vez que la hallaron, la pusieron en hielo, dentro de una caja de perros calientes de la marca Big Bite que consiguieron en un local 7-Eleven, justo al frente del lugar. Luego la llevaron al hospital, donde ya había llegado el exinfante de Marina, que fue sometido a una cirugía de casi 10 horas para volver a poner el ‘muñeco’ en su lugar.

Después de la convalecencia, el órgano sexual recuperó sus funciones y John le sacó provecho a ello: se convirtió en una celebridad de los cabarés, fue estríper y hasta actor porno. Pero con el tiempo, atraído por la fama, se hizo una cirugía de alargamiento y engrosamiento del pene que salió mal y este quedó deforme.

Los acusadores mostraron fotografías crudas durante el proceso.Archivo / EXTRA
  • Lorena Gallo, la mujer que ahora ayuda

De su parte, después de salir absuelta del juicio, Lorena buscó la privacidad y tener una vida lejana de las cámaras. Se divorció de John Bobbitt en 1995 y volvió a tomar su apellido de nacimiento, Gallo. Lorena Gallo.

Lejos de querer sacar provecho a lo sucedido, se mudó de ciudad y hace dos décadas conoció en un centro de formación profesional a su pareja, David Bellinger, con quien tiene una hija, Olivia, ya mayor de edad.

En 2018 crea la organización Lorena’s Red Wagon (Fundación Lorena Gallo), que se dedica a brindar “servicios de prevención, intervención y concienciación sobre violencia doméstica y agresión sexual”, según se detalla en su página web.

Lorena Bobbitt ahora brinda ayuda a través de la fundación que creo.Cortesía Fundación Lorena Gallo (LGF)
  • "Yo soy Lorena Bobbitt"

En noviembre de 2020, Lorena Gallo presentó su película ‘Yo soy Lorena Bobbitt’, que fue producida y dirigida por ella misma. “Mi historia es muy importante porque es la de una voz fuerte. La meta es seguir contando la historia porque quiero seguir ayudando a las víctimas y sobrevivientes a romper el silencio, en cuanto a la violencia doméstica y el abuso sexual que sufrimos las latinas y muchas mujeres en todo el mundo”, explicó Lorena entonces.

El filme, que en realidad es como un documental en el que narra también su parte la propia Lorena, muestra la evolución del suceso paso a paso. Primero, a través del testimonio de Lorena y John Wayne, después a través de la versión de abogados, testigos, miembros del jurado.

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