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Inundaciones en Quito: Familias de la Lucha de los Pobres perdieron hasta las ollas
Seis familias fueron afectadas por el lodo, que sobrepasó el metro y medio de altura. Según el Cabildo, en la quebrada se encontraron hasta lavadoras
Varias familias que viven cerca de la calle 21 de Agosto, en la Lucha de los Pobres, sur de Quito, no se quedaron ni con las ollas luego del desbordamiento de la quebrada Caupicho. La mañana del jueves 3 de octubre, el barrio y varias entidades municipales madrugaron para seguir con las labores de limpieza, pues el nivel del lodo llegó a sobrepasar el metro y medio. Esto como consecuencia de las fuertes lluvias de la tarde del miércoles 2 de octubre, tras las cuales se registraron 21 emergencias, todas por acumulación de agua.
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“No tenemos ni en qué cocinar, ni en qué comer”, dijo José María Vilca, un reciclador de 75 años, quien alcanzó a salir de su casa con uno de sus nietos. Cuenta que el caudal del lodo sobrepasó su estatura, por lo que tuvo que salir nadando. “La ropa que tengo puesta me la prestó uno de mis hijos”, relató.
A unos metros está la casa de Luz María Tituaña, quien solo alcanzó a guardar el tanque de gas en el baño para que no se fuera con la corriente. Además de sus enseres, ropa y electrodomésticos, la mujer de 60 años perdió todos los productos para la venta de comidas rápidas que emprendió en este año lectivo. “Yo vendía salchipapas a los chicos de la escuela Francisco Javier Salazar, pero hasta los pollos se me fueron con el lodo”, contó llorando.
Su vivienda tiene varios cuartos sin puertas y muy cerca la cocina. Hasta la sopa de fideo que preparó para la noche del miércoles quedó contaminada con el agua sucia. “A esta edad no conseguía trabajo, por eso me puse el negocio de las papas. Tampoco puedo hacer mucho esfuerzo porque tengo osteoporosis”, se lamenta.
Logró salvar la cocina industrial luchando contra la corriente y atándola con una cadena, pero no sabe si funcionará para volver a emprender.
El esposo de Ydalim Romero, una venezolana que llegó al barrio hace un año, logró levantar algunos enseres antes de que el lodo se lleve todo. “Yo me quedé en shock, no sabía qué hacer. Aunque no se nos llenó de lodo como a los vecinos, sí se perdieron colchones, ropa y útiles escolares de los niños”, detalló.
Ya han enfrentado inundaciones
Luis Alvarado recibió a decenas de jóvenes que se ofrecieron a ayudar en la limpieza del primer piso de su casa. “Son los amigos de mis hijos que vinieron”. Esta no es la primera vez que la quebrada se desborda y el lodo llega hasta su casa. El último evento similar ocurrió en 2020, durante la pandemia. “Esta vez las afectaciones no fueron tan graves, pero otras veces sí. Cada que llueve pasa esto, no hay una solución definitiva”, reclamó.
Estos vecinos han tenido que volver a empezar varias veces por el desbordamiento de la quebrada.
La escuela Francisco Javier Salazar fue también afectada. La fuerza del caudal se llevó la puerta principal y llenó varias aulas. Los padres de familia y maestros se unieron para sacar los pupitres y los materiales didácticos para lavarlos. Allí se tuvo que llevar un tanquero, pues debido a la emergencia se cortaron los servicios de agua y energía eléctrica.
Omar Vinueza, rector del plantel, comentó que los baños de los niños quedaron tapados por el lodo. “El caudal fue increíble, pero esto no es normal. La quebrada se ha desbordado, pero no de esta forma”.
En las instalaciones se guardaban libros y uniformes de años anteriores, que quedaron llenos de lodo. “Todavía esperamos los lineamientos para proceder con esos materiales”, comentó.
Hasta nueva orden se establecieron actividades académicas no presenciales para 700 alumnos de esa institución, sobre todo hasta garantizar que su regreso a las aulas sea seguro. Por ahora no hay ni puertas.
Los escombros que hallaron en la quebrada
En redes sociales circularon impactantes imágenes de la fuerza del agua, que afectó también a tres vehículos, cuyos dueños no son conocidos por los vecinos de este sector. Patricia Carrillo, directora de Gestión de Riesgos del Municipio de Quito, manifestó que la última limpieza de este colector fue en julio, pero que en unas pocas semanas se volvió a llenar de basura. “Encontramos lavadoras, colchones y televisores. Lo más grave es que hallamos construcciones en proceso al filo de la quebrada, que ya ha sido declarada en emergencia”, aseveró.
La funcionaria reconoció que la quebrada ha tenido un largo historial de eventos suscitados por las lluvias, pero llamó también a los ciudadanos a no botar basura ni escombros en la zona. Agregó que se realizan limpiezas permanentes en las quebradas, sobre todo por la llegada inminente de la época de lluvias. “En esta quebrada se recoge todo desde El Troje, es una quebrada que atraviesa varios sectores”, precisó.
Cerca de la quebrada viven por lo menos 180 familias que ya han enfrentado los embates de la naturaleza en años anteriores. Por lo pronto, todavía se hacen inspecciones de evaluación, según Carrillo, para determinar qué necesitan las seis familias que se identificaron como las más afectadas. “Se activará el fondo de emergencias para hacer las reposiciones”, adelantó.
Sin embargo, el trámite es largo y tomará algún tiempo. Hasta mientras, necesitan dónde dormir y ropa para cambiarse. “Cualquier ayuda es bien recibida. De antemano les agradecemos”, expresó José María mientras sacaba una tina con platos que ya no podrá usar.