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Linchamiento en Cayambe: el desgarrador testimonio de la viuda del transportista asesinado
Los sospechosos contrataron a uno de sus compañeros, pero a él se le dañó la camioneta. Patricio Uguago lo cubrió y no volvió a casa
Como si de un sitio turístico se tratara, el lugar en el que Francisco Geovanni Sapuyes Escobar fue colgado y murió es visitado por los curiosos. Los habitantes de Cayambe toman fotos y comentan en voz baja lo que sucedió el sábado.
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Al mismo tiempo, en la parroquia Juan Montalvo (a unos 20 minutos de allí) se lleva a cabo un velorio donde se sirve agua de canela con galletas a todo el que llega. En esa casa se despide a Patricio Uguago, un transportista que habría sido secuestrado y asesinado por Sapuyes y otros sujetos el jueves 12 de septiembre. Anita Lucía Alvear, esposa de Uguago, permanece junto al féretro. “No tenía que morir así”, dice en voz baja.
Una niña de unos cinco años se acerca de vez en cuando a la viuda y la abraza. Es la hija que tuvo con Patricio. “Ella no entiende lo que pasa. Aunque sabe que su papá está en el ataúd”, expresa.
A pesar de que el cuerpo, cuando fue hallado la madrugada de sábado, ya estaba en descomposición, la familia decidió velarlo por dos días. “Era muy conocido y querido en Cayambe. La gente se quiere despedir”, explica la viuda mientras los vecinos le dan el pésame y con el abrazo le entregan unas monedas.
El flete no era para él
Anita recuerda que lo último que le dijo a su esposo fue: “Papito, no te vayas, ya te avisaron muy tarde”, refiriéndose al flete contratado por los sospechosos. “La contratación era para otro compañero, pero como se le dañó la camioneta, le llamó a mi marido para que vaya”, revela.
El viaje era desde Tabacundo, cantón Pedro Moncayo, hasta Oyacoto, ubicado en el norte de Quito. “Tenía que llevar cosas de reciclaje, unas canastillas de metal”, relata. Con el pasar de las horas, la familia se dio cuenta de que Patricio, de 48 años, no aparecía y ya no contestaba el teléfono. Todos entraron en desesperación. Enseguida, la comunidad de Juan Montalvo inició la búsqueda de las personas que contrataron el último flete de Patricio.
Dennis De La Cruz, presidenta de la Confederación de Pueblos Kayambi, cuenta a EXTRA que actuaron en colaboración con la comuna de Oyacoto. Dieron con el paradero de Francisco Sapuyes y Luis Alfredo Vera Vera, los sospechosos.
La dirigente explicó que la comunidad retuvo a los dos sujetos. Los interrogaron para que confesaran dónde habían dejado a Patricio. Uno de ellos, Vera, pidió ir hasta Oyacoto para indicarles dónde lo habían dejado. “Hasta entonces teníamos la esperanza de que estaba vivo. De hecho, nos dijeron que solo lo dejaron amarrado”, indica De La Torre.
Pero en el primer intento no hallaron nada. Ya en la madrugada del sábado volvieron al sitio, según De La Cruz, con nuevas instrucciones (esta vez dadas por Sapuyes) para hallar al transportista. Anita no puede contener las lágrimas al recordar la escena: estaba atado de pies y manos y ya estaba muerto. “Me dio mucha tristeza, no merecía que le hagan algo así”.
Aparentemente, los sujetos lo metieron en un tanque y lo lanzaron a una quebrada de Oyacato. “Nos mintieron al principio. Mi marido ya ha estado muerto a las seis y media del jueves, el mismo día que se lo llevaron”, acota la viuda.
Anita Alvear explica que la causa de la muerte del transportista fue por ahorcamiento. Hubo indignación en la comunidad, ya que sus captores le quebraron un dedo de la mano. “Se ensañaron con él. Tenía signos de violencia”, sentencia De La Cruz.
La camioneta en la que trabajaba Uguago no aparece. Según les dijeron los sospechosos, ya estaría por Santo Domingo, pues ya habían recibido el dinero por ella.
¿Cuándo se convirtió en violencia?
Según la Policía Nacional, Vera fue entregado a las autoridades en la comuna de Oyacoto, luego de haber sido golpeado por la muchedumbre. En un comunicado se especificó que en la comunidad de Santa Isabel, parroquia de Juan Montalvo, los uniformados coordinaban con las autoridades comunales y representantes del pueblo kayambi la entrega de Francisco Sapuyes, que seguía retenido.
Pero al enterarse de que Patricio estaba muerto, “una multitud de aproximadamente 800 personas, en actitud agresiva y poco colaboradora, obstaculizó el traslado de Francisco, rompiendo las seguridades del patrullero y arrebatándole al ciudadano para agredirlo físicamente”, reza el documento.
Por otro lado, la dirigente indígena explica a EXTRA que el pueblo kayambi entregó a Sapuyes a los uniformados a la salida de la comunidad de Santa Isabel. “Hasta eso ya se juntaron más personas que no eran necesariamente de la comunidad y lo sacaron del patrullero”. Desde ese punto, la muchedumbre se llevó al sujeto hasta la plaza central de Cayambe en medio de golpes y acusaciones por el asesinato del transportista. Fue un recorrido de al menos cinco kilómetros.
Allí, en el punto más alto de la plaza lo colgaron. El Cuerpo de Bomberos de Cayambe dijo que el hombre había llegado con signos vitales. La escena, que dio la vuelta al país por redes sociales, se convirtió en una especie de macabro show que hombres, mujeres y niños se sentaron a ver por más de cuatro horas. Incluso consumiendo bebidas y comida. Tanto así que los empleados de la Empresa de Aseo del cantón tuvieron que hacer una limpieza.
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Un día después, cuando la gente es consultada por lo sucedido, prefieren callar. “Mejor no opino”, comenta uno de los lustrabotas del parque. Otra mujer, con la condición de no ser grabada, sostiene que el sujeto se lo merecía y que esa es la respuesta de la gente ante la creciente inseguridad.