Como la escena de una película de acción o un capítulo de una serie narco colombiana o mexicana. Así fue la recaptura de Junior Alexander Roldán Paredes, segundo cabecilla de la banda Los Choneros y cuya prelibertad fue concedida la mañana del jueves último por el juez Jorge Aldás Macías.

Roldán (de 38 años y conocido con el alias de JR) y otras 36 personas fueron interceptados a las 18:40 del 15 de diciembre en el kilómetro 13,5 de la vía La Aurora-Salitre, en el cantón Daule. En el operativo participaron más de 100 policías del eje preventivo, investigativo y de inteligencia. Los capturados viajaban a bordo de vehículos de alta gama, armados de pistolas, fusiles y granadas.

¿Pero qué significa para la justicia ecuatoriana el hecho de que un juez le concediera la prelibertad al supuesto subcomandante de una de las organizaciones criminales más temibles del país?

Para el mexicano Ramón Celaya, especialista en inteligencia y procesos de seguridad, la preliberación de Junior deja en un grave estado de indefensión a la ciudadanía y a las autoridades encargadas de combatir el delito, poniendo en entredicho al sistema de justicia de Ecuador.

“Porque no se trata de la liberación de un delincuente común, sino de una persona que está acusada de diversos delitos como homicidios, tráfico de droga, crimen organizado. La solicitud de habeas corpus, en todos los países de Latinoamérica y del mundo, es para gente que ha cometido un delito por primera vez o que se ve en situaciones de indefensión ante los tribunales o los fiscales, pero no es el caso de Junior Roldán”, afirma el experto.

Otro especialista consultado por este Diario, el colombiano Hugo Acero Velásquez, experto en temas de seguridad, defensa y justicia, coincide con el mexicano y afirma que los fiscales y jueces no solo deben considerar que esta persona haya cumplido una parte de la pena, también deben valorar si esos antecedentes tienen otros procesos o requerimientos judiciales abiertos; porque de ser el caso, lo lógico es que cumpla toda la pena tras las rejas.

“La mayoría de estas personas continúan o retoman sus actividades delictivas. Desafortunadamente, en las cárceles de Latinoamérica no existe resocialización. Esto ha sucedido en Colombia con narcos extraditados de Estados Unidos. Ellos regresan al país para seguir delinquiendo. También han existido algunos que cuando salen son asesinados por sus antiguos compañeros o por las organizaciones rivales”, expresa Acero, quien es secretario de Seguridad en Bogotá y asesor para la política de la seguridad de su país.

Celaya explica que para un delincuente como JR, quien tiene muchos rivales y acusaciones en su contra, su preliberación desataría una guerra entre las bandas del narcotráfico rivales, por su gran influencia en diversas zonas del Ecuador, específicamente de Guayaquil.

“En arresto domiciliario obviamente va a tratar de tomar el control de las bandas que operan y de toda la gente que trabaja para él, y así seguir cometiendo sus actividades ilícitas. No es conveniente que esté en libertad. Es una persona acusada de delitos graves y debería estar en prisión hasta el término de la sentencia. Su preliberación pone en tela de juicio y en duda el sistema de justicia penal ecuatoriana”, sentencia el experto, quien además es vicefiscal en México.

Mediante un comunicado, la Fiscalía General del Estado (FGE) rechazó la decisión del juez Jorge Aldás Macías de acoger el pedido de Junior Alexander Roldán y concederle el beneficio de la libertad.

Por su parte, el presidente de la República, Guillermo Lasso, dijo que “el Gobierno Nacional respeta la independencia de las funciones del Estado, pero el país requiere de su compromiso con la ciudadanía y el cumplimiento de sus obligaciones a favor de la justicia”. (AEB)

Cabo de las Fuerzas Armadas custodiaba a Roldán

Un integrante de las Fuerzas Armadas detenido la noche del jueves, que presuntamente era uno de los custodios de JR, tiene el grado de cabo primero y laboraba hace 14 años en la institución. Así lo informó en un comunicado la Armada del Ecuador.

En el escrito se detalla que en torno a la detención del tripulante en servicio activo, “esta institución se compromete a seguir cumpliendo con todos los procedimientos necesarios con el fin de poner a orden de la justicia al personal no idóneo que falta a su juramento de salvaguardar los intereses nacionales y protección a la ciudadanía”.

“Es un tripulante que pertenece a la institución naval, con el grado de cabo primero con 14 años de servicio, quien se encontraba al momento de su aprehensión fuera de su horario laboral”, precisa el documento.

El coronel Juan Carlos Soria, comandante de la Subzona 5, indicó que entre los aprehendidos también está un menor de edad de 16 años, dos venezolanos y el abogado de Junior Roldán.

El general Fausto Salinas, comandante general de la Policía, reveló que Junior incluso había contratado los servicios de una empresa de seguridad para que lo custodien hasta su casa, en el cantón El Triunfo,

La audiencia de formulación de cargos por tráfico de armas se desarrolló en el Complejo Judicial de La Aurora.

Temor a una bala perdida o a que explotara un tanque con gas

Momentos de zozobra vivieron quienes habitan y laboran en la urbanización junto a la cual se desarrolló el operativo policial que permitió la captura de Roldán y de las 36 personas que lo custodiaban.

El temor no solo era porque durante el enfrentamiento pudieron ser víctimas de una bala perdida, sino porque a 30 metros de donde se ejecutó la acción policial está ubicado un minimárket que además cuenta con un depósito de gas.

Una de las empleadas de este negocio afirmó que cuando se percataron del operativo, la primera reacción fue correr hacia dentro y esconderse.

“Es normal ver una balacera en el sur de Guayaquil, donde yo habito, pero no cerca de una urbanización. Apenas escuché los disparos, cerré puertas. Le temía a una bala perdida, pero también a que lanzaran una granada y que esta cayera en el depósito de gas. Hubiese explotado media ciudadela. Tenemos 119 bombonas y todas estaban llenas”, comentó.

Un guardia de seguridad de la urbanización indicó que apenas comenzó el enfrentamiento cerraron las puertas de las garitas. Sin embargo, tres hombres que descendieron de uno de los carros que custodiaban a JR intentaron ingresar, pero “la policía los agarró a tiempo”.