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¿Qué le espera a Durán según la Biblia? Esto dicen pastores cristianos
Dos grupos de iglesias evangélicas recorren Durán para compartir de Dios. Dicen que Él los envió y que es Él quien los protege en sectores peligrosos.
Para Durán aún hay esperanza, asegura Marco Camacho, pastor de la iglesia Centro Cristiano sede Durán, en este cantón de la provincia del Guayas, que se encuentra sometido a los enfrentamientos entre bandas criminales. Utiliza la historia bíblica de Jonás, en la que un gran pez se traga a un hombre y luego lo vomita con vida para sustentar su afirmación. “Aunque suene increíble, sí sucedió”, dice.
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En breve, el relato trata de un profeta (Jonás) que había sido enviado a avisar a los habitantes de Nínive, una ciudad del imperio asirio, que esta sería destruida en pocos días, “así como la violencia lo está haciendo con Durán”, asegura. Según cuenta la Biblia, el hombre desobedeció, huyó en una embarcación y, en el camino, se desató una tempestad que puso a temblar a todos los que iban con él.
"Jonás pasó malos ratos para que, finalmente, los de Nínive fueran perdonados porque creyeron en Él, pero el profeta le increpó a Dios por eso. Pues, asimismo, Dios, si creen en Él, tendrá compasión de Durán”, afirma con calma, sin ni siquiera un ápice de tensión, porque insiste en que no es tarde para esta localidad, que se considera la segunda más violenta a nivel nacional y en la que, hasta la semana del 29 de septiembre, las muertes violentas superaban las 350.
Pero los asesinatos no son los únicos hechos violentos que se han registrado últimamente en el cantón ferroviario. Extorsiones, ataques armados, explosiones en locales comerciales y personas incineradas en la vía pública han atemorizado a sus más de 300.000 habitantes. Sin embargo, en su afán de extender la esperanza a todos, el pastor ha decidido salir y predicar de casa en casa, a pesar de que él también sienta miedo, para que la Palabra de Dios sea conocida por todos.
“Tenemos varias estrategias. La iglesia está relacionada a un colegio y, por lo tanto, una vez a la semana, el pastor (él mismo) visita cada curso para orar unos minutos. En ese acercamiento, los niños y adolescentes cuentan a su familia y, si desean, vienen a los cultos en la iglesia”, relata.
De esta cercanía, así como ha resultado en alegrías, también ha obtenido “preocupaciones”. “Hace un par de meses, se acercó a mi oficina un niño de entre 6 y 7 años. Me dijo que me quería mucho, que me apreciaba y que ya le había dicho a su papá que no me tocara porque yo era un pastor bueno”, cuenta.
Inmediatamente, Camacho, atemorizado por lo que pudiera estar sucediendo en el hogar del menor de edad, le preguntó al niño la razón de su ‘pedido’. “El pequeño me dijo: ‘Es que mi papá tiene una pistolota así de grande’” (gesto de extensión con sus manos), “pero ya le dije que no te haga nada, que tú eres un pastor bueno”, explicó.
Marco, aún después de varias semanas, se sorprende de lo que escuchó; sin embargo, esto no detiene su labor: él sale con un grupo de entre tres y cuatro hermanos los miércoles y jueves a predicar en Durán.
Cuenta que se rigen por un cronograma en el que ya han determinado qué lugares visitarán y se ponen en marcha. “Siempre oramos antes de salir porque no sabemos con qué nos podemos encontrar. Llegamos al lugar y tocamos la puerta de cada casa para intentar predicar de Dios”.
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Golpea su puño contra el escritorio de su oficina en la iglesia, ubicada en la cooperativa María Luisa, para simular el sonido que hacen al llegar a cada vivienda y explica a EXTRA cómo es el acercamiento.
“¿Usted cree que nos pueda regalar dos minutos de su tiempo para hablarle del amor de Dios?”, es la frase de entrada. Si la familia acepta, empiezan con la prédica. El acercamiento efectivamente dura dos minutos; sin embargo, al final preguntan si pueden orar por la familia que allí reside, y se suman dos minutos más. Si todo resulta como ellos esperan, sienten que han dejado sembrada la Palabra de Dios en hogares donde, según él, reina la violencia.
“Hay padres que nos dicen que sí, que oremos por su hijo (adolescentes, en su mayoría) que anda en malos pasos”. Pero no en todos los casos les abren las puertas. Así como ellos, como respuesta propia del ser humano, sienten temor, también las personas tienen recelo de dejarlos entrar. “Pero allí estamos. El Señor me mandó a esto: entre más de 40 pastores de la iglesia principal, me escogieron a mí para que esté a cargo de la obra en Durán”, menciona y reafirma que algo bueno le espera a Durán.
¿Las bandas amenazan a los predicadores de Durán?
La obra del pastor Camacho no es la única que, a pesar del incremento de violencia, sigue trabajando en el cantón perteneciente a la Zona 8, junto con Guayaquil y Samborondón. La Gran Misión, iglesia representada por el pastor Moisés Murillo, también llega a zonas donde ven a niños de 7 u 8 años con drogas o armas en sus manos.
Él habla de la cooperativa Héctor Cobos o ciudadela Nuevo Guayaquil, una zona que, en primera instancia, parecía inaccesible. No obstante, en su primera visita, no fueron recibidos con balas ni amenazas, sino con los ‘brazos abiertos’.
“Vamos a levantar una nueva iglesia allí porque nos donaron un terreno y fuimos a hacer minga. Cuando llegamos, primero nos chequearon de lejos y cuando se dieron cuenta de que éramos de una iglesia, nos dijeron: ‘sigan, sigan, no más. Aquí los cuidamos a ustedes y a sus carros’”, menciona Murillo. Al referirse a ‘ellos’, se refiere a quienes se paran en las esquinas de estos barrios en modo de ‘campaneros’. Es decir, los mismos integrantes de bandas delictivas los cuidan.
“Es contradictorio porque están abiertos a escuchar de Dios; sin embargo, hacen cosas que a Dios no le agradan, y ese es nuestro trabajo: apartarlos del mal”, enfatiza. En esa primera ocasión, fueron entre 30 y 40 hermanos de la congregación; sin embargo, en la tarde del viernes 4 de octubre, EXTRA acompañó a un grupo de 20 personas a realizar la tarea que sienten que ha sido enviada por Dios.
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“Vamos a hablar de Jesús en las calles. Recorreremos los sectores en los que hemos identificado a personas en situación de calle o adictos para entregarles un refrigerio y la palabra de Dios”, explicó el pastor del grupo de jóvenes, Juan Sebastián, acompañado de entre 5 y 7 muchachos que también lo acompañan a orar y predicar.
En una minivan, adquirida con las ofrendas de la iglesia, recorren la zona de Los Helechos y la cooperativa Abel Gilbert. Allí, luego de unos 10 minutos en busca de una persona a la que compartirle la comida, se toparon con un hombre en la calle. Él aceptó el sándwich de queso y mortadela junto con el jugo de mora que le regalaron. Luego, oraron por él y le preguntaron si quería aceptar a Dios en su corazón.
“Yo sí creo, sino que me aparté de los caminos de Dios”, respondió el hombre. Enseguida le propusieron si deseaba “reconciliarse con Él”, pero la respuesta fue firme: “Dios no es juego y no quiero faltarle; mejor sería después”.
¿Qué dice la Biblia sobre lo que sucede en Durán?
Los pastores Marco y Moisés aún creen que Dios quitará la violencia de Durán: “esta será una tierra nueva, reverdecida”, dice Marco. Y se basan en la Biblia para afirmarlo. “Dice en 2 Crónicas 7:14 que ‘si se humilla mi pueblo sobre el cual es invocado mi nombre, y oran, buscan mi rostro y se vuelven de sus malos caminos, entonces yo oiré desde los cielos, perdonaré su pecado y sanaré su tierra’. Así que eso esperamos”, enumera Marco Proaño.
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