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Jorge Glas: ¿Al exvicepresidente realmente le dislocaron los dedos?
El funcionario de la época correísta dijo que durante su detención, los policías supuestamente lo torturaron. Un médico especialista explica el caso
Durante la audiencia de solicitud de hábeas corpus para Jorge Glas, exvicepresidente del correísmo, se develaron diversos momentos. Uno de estos fue la supuesta tortura a la que fue sometido durante su detención dentro de la embajada de México, el pasado 5 de abril.
En la diligencia llevada a cabo desde la tarde del 11 de abril y que se retomará este 12 de abril para saber la decisión, Glas comentó que dentro de este presunto castigo que recibió, y se “transmitió en vivo”, estuvo que le dislocaron los dedos pulgares.
A decir del procesado, luego de esto, los agentes se los colocaron en la posición inicial. “No me pregunten cómo” porque según él no sabe de métodos tortuosos. Y la duda de si en realidad le torcieron los dedos de esa forma surgió porque durante su intervención, el detenido no mostraba ninguna anomalía en sus manos.
Óscar Concha, reconocido especialista en la Medicina del Deporte, habló con EXTRA para explicar sobre esta situación. “Cuando existe una luxación (dislocación), el hueso sale de su lugar de forma permanente. En el caso de un dedo, este queda torcido y efectivamente toca colocarlo en su sitio”.
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¿Torturaron a Jorge Glas?
Si esto hubiera ocurrido, el doctor Concha explica que debieron romperse ligamentos que mantienen firme al hueso. Por eso se produce un gran edema, una hinchazón y hay imposibilidad de mover normalmente el área afectada como resultado de la ruptura de la cápsula y de los ligamentos articulares, afirmó el galeno.
Para una correcta recuperación, lo más recomendable es que se haga una inmovilización de la extremidad dislocada, algo que no se vio en el exvicepresidente, quien afirmó que se lo llevaron como si se tratara de un trofeo.
Lo que Glas afirmó fue que, durante la audiencia de hábeas corpus, en la intervención de un policía se había afirmado que lo torturaron porque él se opuso al arresto. “Yo, un hombre de 54 años, con espondelitis anquilosante (inflamación del esqueleto), enfermedades reumatoides, artralgia (dolor de articulaciones) y fibromialgia (dolor muscular), me enfrenté y me opuse a 15 mercenarios con fusiles”.
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