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La otra mitad del mundo
En Cayambe, en una de sus entradas, se levanta un reloj solar que pasaría por la línea equinoccial
Guachalá, en Cayambe, también guarda en su territorio la ubicación exacta de lo que se conoce como la mitad del mundo.
Se encuentra en la hacienda que lleva el mismo nombre de la parroquia cayambeña. La localización está en el kilómetro 47 de la Panamericana norte (en la vía que conecta a Quito con este sector).
Allí se levantó un gran reloj solar. El proyecto, que muestra la localización puntual de este descubrimiento, se llama Quitsato, traducido del tsafiqui al español como mitad del mundo.
Este centro cultural señala entre sus publicaciones que el punto se encuentra ubicado justamente sobre la línea que divide el norte con el sur del planeta. Esto no ocurriría, como señala la entidad, con la zona que se encuentra en San Antonio de Pichincha, en el norte de Quito.
El desfase sería de más de 200 metros de donde se alzó el monumento más conocido, para señalar el ‘pupo’ del mundo y donde se realizan experimentos que confirman que las personas están pisando la línea del equinoccio.
Uno de ellos, el huevito colocado sobre clavos para demostrar que la gravedad tiene un efecto singular. Lo mismo sucede en Guachalá, donde también llegó el equipo de la Misión Geodésica (años 1700) para hacer las mediciones.
Incluso, hubo vestigios de los precursores extranjeros como fue la colocación de una lápida, señalando la mitad del planeta.
Hay anécdotas que rodean a los científicos. Una de ellas se asentó cerca de Guachalá, en una zona llamada Quito Loma. Así lo confirma Oswaldo Imbago, integrante del departamento de Educación y Cultura del Municipio de Cayambe.
En una de sus montañas, Imbago explica que falleció un miembro de los geodésicos. “Dicen que cuando realizaba las mediciones, le cogió el mal de altura”, detalló el trabajador municipal.