Son apenas 30 kilómetros los que separan las zonas céntricas de los cantones Santo Domingo de los Colorados y El Carmen (Manabí), pero las realidades que proyectan son completamente distintas, según pudo constatar EXTRA en un recorrido efectuado la tarde y noche del viernes 30 de junio de 2023.

Mientras en una de estas localidades las calles quedan desoladas, en la otra hay actividad comercial hasta altas horas, al parecer, sin el temor de que delincuentes lleguen a sorprenderlos.

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EL 'NEGOCIO' DEL CRIMEN

A las 17:30, los negocios empiezan a cerrar sus puertas en Santo Domingo. Media hora más tarde se observa un gran flujo de personas, a pie y en vehículos, que se apresuran para llegar a sus casas, porque temen a la oscuridad, no por la falta de iluminación, sino porque la delincuencia los acecha.

Martha (identidad protegida) cuenta que labora en la avenida Quevedo y que al ir camino a su vivienda, en bus, observa cómo las tiendas y locales van haciendo el cierre de sus jornadas. Ella sostiene que muchos comerciantes viven atemorizados, porque algunos han sido sometidos por criminales para que hagan pagos mensuales por su seguridad, bajo la modalidad conocida como ‘vacuna’.

La información que brinda la lugareña coincide con los datos proporcionados por la Cámara de Comercio de la tierra tsáchila, en los que se ratifica que cerca de un millar de socios ha sido víctima de extorsiones.

Sin embargo, no todos han asentado una queja formal en el Ministerio Público, porque de acuerdo a la información entregada por esta entidad, entre el 1 de enero y el 31 de mayo de 2023, fueron en total 132 denuncias las que se presentaron por extorsión.

Por intimidación, un delito que tiene que ver con amenazas, se reportaron 248 casos. ¿Por qué no acuden a la Fiscalía? Por miedo, revela un empresario santodomingueño que dialogó con EXTRA, bajo reserva de su identidad.

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El negociante explica que los secuestros tienen en zozobra a sus conciudadanos. Relata que algunos personajes reconocidos del cantón, incluyendo el dueño de una importante compañía, han sido retenidos por delincuentes, pero liberados después de pocas horas.

“Eso es lo que más asusta, porque eso hace que los negocios pequeños no crezcan y tengan que cerrar temprano. Tampoco pueden hacer publicidad, ni poner algún número de teléfono, porque rápido los extorsionadores llaman”, detalla.

Además, argumenta que “ahora son un modelo de negocio del hampa los secuestros. Por eso la gente prefiere no salir, porque ahora todos estamos expuestos, no necesariamente hay que tener dinero o ser empresarios”.

Lo dice porque, según la modalidad que aplican los delincuentes, son retenciones temporales las que se cometerían, para exigir cantidades no tan altas de dinero a los familiares de las víctimas, para obtener un rédito de forma rápida y soltar en poco tiempo a la persona afectada. De esa manera actuarían con más de una persona al día.

RIESGO EN CARRETERAS

En las vías que conectan con San Miguel de los Bancos, Quinindé, Quevedo y El Carmen, es donde mayor riesgo de secuestros habría en Santo Domingo, según los lugareños. Por ese motivo, “las personas que somos de aquí tratamos de no andar por ahí en la noche. Si se ve gente pasar es porque la mayoría son personas de otros lugares, que solo van de paso y se arriesgan muchas veces sin saber la situación que existe”.

VIDA NOCTURNA

A diferencia de Santo Domingo de los Colorados, en el centro del cantón El Carmen se pueden observar negocios abiertos a lo largo de las vías principales, hasta altas horas de la noche. Hay plazas comerciales, restaurantes, carretas, farmacias y otros tipos de negocios que atienden con normalidad hasta las 22:00, pero también hay bares, discotecas y quioscos que incluso atienden hasta después de la medianoche.

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María Chávez, una transeúnte, asegura que el sitio es tranquilo y que el riesgo a ser víctimas de la delincuencia es bajo. “Por eso vengo al parque central. Aquí me encuentro con mis amigas y de aquí vemos qué hacer”, comenta, mientras revisa mensajes en su teléfono celular.

Cinthya Miranda, quien labora en un puesto de batidos, advierte que tampoco se debe circular con exceso de confianza, porque a partir de las 00:00 o 01:00 empiezan a aparecer los delincuentes.

Su compañera de trabajo Yamileth Alcívar añade que los fines de semana y feriados los negocios extienden su horario de atención, porque sí llegan personas a realizar compras o a consumir los productos que se ofrecen.

Marco Cedeño dice que en el lugar no se escucha de disputas entre bandas y tampoco “de las famosas vacunas”, lo que a su criterio ayudaría a que los negocios sigan trabajando con normalidad.

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