Exclusivo
Actualidad
El índor femenino sigue siendo una tradición en el Suburbio de Guayaquil
El torneo se organizó con todas las de la ley: árbitro, uniformes y siguiendo las reglas. Las locales tenían una arqueraza, pero igual perdieron 2-0
Son las 16:30 y saltan a la cancha los equipos. En la final del fútbol de mujeres se enfrentan la Neta 33 y las Duras de Durán. No se trata de la Superliga Femenina del fútbol ecuatoriano, sino del torneo relámpago de índor organizado por los vecinos de la calles 33 y Calicuchima, al suroeste de Guayaquil, a propósito de las fiestas julianas.
(Lea también: Cuatro personas heridas y una menor fallecida en Guayaquil, en dos ataques armados)
El barrio se preparó en grande para la celebración: cerraron la calle, instalaron los arcos, los parlantes y los equipos del DJ encargado de ponerle ritmo a la jornada; además, en una de las esquinas se colocó el tradicional palo ensebado, en cuya parte alta se colocaron juguetes y otras chucherías para alentar a los niños a subir.
También se pensó en el estómago de los presentes: empanadas de viento, maduro lampreado, chuzos, papas rellenas y corviches eran algunos de los platillos disponibles para calmar el hambre. Tampoco faltó la ‘biela’ y la guanchaca, que zumbaban en toda la cuadra.
Las chicas, bien uniformadas y concentradas, ingresaron a la cancha, tomaron sus posiciones y arrancó el encuentro. Las estrategias estaban bien definidas: Las Duras de Durán, el equipo visitante que vestía de blanco, lanzado a la ofensiva desde el primer minuto, mientras que su rival, con ropa rosada y jugadoras de menos fortaleza física, se dedicó a la defensa y a tirar pelotazos en busca de alguna oportunidad de anotar.
Pero poco tiempo le tomó a las Duras hacerse con el dominio de las acciones, dejando a sus oponentes aguantando como ‘gato panza arriba’, aunque en su arco tenían un verdadero cerrojo. Ya sea con manotazos, rodillazos o hasta con la cara, la portera se las arreglaba para detener los embates rivales y mantenía su arco en cero.
Los goles llegaron en el complemento
El primer tiempo pasó sin mayores sobresaltos más allá de algún empujón o jalón de camiseta, que no requirieron más que un llamado de atención verbal por parte del réferi.
(También le puede interesar: Brutal embestida fuera de discoteca, en Guayaquil, dejó tres heridos)
Pero para la segunda mitad, con el tiempo apremiando, las Duras de Durán metieron el pie en el acelerador y finalmente se pusieron arriba en el marcador. En una jugada accidentada, en la que hubo tantos rebotes que no se logró distinguir quién mismo metió la pelota, esta terminó al fondo de las mallas, poniendo el 1-0.
Tras el gol, las recriminaciones afuera de la cancha empezaron: “no están marcando bien”, “todas están metidas abajo, así no van a meter gol nunca”, “no la pateen (la pelota) a lo loco”, eran algunas de las quejas de los vecinos, que veían que el tiempo avanzaba y el equipo local no tenía reacción.
También se caldearon los ánimos y lo que había sido un encuentro limpio, se empañó con empujones, codazos, arañazos y un montón de patadas. Curiosamente, cuando la falta la hacía una jugadora local, el árbitro se hacía de la vista gorda, pero cuando la infracción la hacía una visitante, el llamado de atención era enérgico.
“¡Faltan cinco minutos!”, anunció la ‘voz del estadio’; sin embargo, estos se alargaron por más de quince, con el único objetivo de que las locales lograran el empate, pero las Duras siguieron dominando y lograron ampliar la ventaja con un gol de cabeza.
Con el marcador 2-0 y con alrededor de veinte minutos añadidos, al árbitro no le quedó otra que marcar el final. Así, Las Duras se quedaron con las medallas, el trofeo y también una caja de cerveza, el premio para el equipo ganador.
¿Quieres acceder a todo el contenido de calidad y sin límites? ¡SUSCRÍBETE AQUÍ!