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Habitantes del norte de Guayaquil temen por la verruga peruana
El mal se transmite como el dengue: a través de los mosquitos. En Guayaquil se ha registrado un posible primer caso.
El chupasangre del invierno llegó otra vez a causar miedo en los moradores del norte de Guayaquil. Los mosquitos ahora pasan a la lista negra de los ‘guayacos’ por un caso de verruga peruana registrado en una casa de la vía a la Costa.
Esta enfermedad infecciosa, de la que se reconocían casos en Carchi, se contagia igual que el dengue: un mosquito de especie distinta a la que rondaba en la urbe, pica a un contagiado y luego riega la infección en sus siguientes ‘víctimas’.
Se conoce que el síntoma más relevante es la aparición de pequeñas carnosidades rojas en distintas partes del cuerpo a la cuarta semana del contagio.
Por esta razón, los vecinos de Álamos, Guayacanes, Samanes, Mucho Lote y Las Orquídeas piden que les “paren bola y hagan obras”.
No hay fumigaciones
Haideé Rodríguez, moradora de Los Álamos, asegura que por esa zona nunca ha visto pasar un carro de fumigación. “No sé si piensan que, porque es un sector un poquito más residencial, no vienen los mosquitos o que el guardia los detiene, pero en mis 12 años viviendo aquí no he visto ni uno de esos carros” cuenta la mujer.
El panorama es el mismo en Mucho Lote, asegura Pablo Pin, quien tiene una vulcanizadora en la calle principal. Él dice que la zanja que atraviesa esa vía siempre tiene agua y que tiene miedo por las enfermedades de las que se podría contagiar.
Relata que, mientras no tiene clientes, se sienta en un espacio que adecuó para descansar y en ese rato los mosquitos ‘se lo llevan en peso’. “Desde que empezó el invierno no han venido (los fumigadores). A limpiar el canal, sí; pero a fumigar, nada”.
Fernando Burgos, morador de Samanes
Las zanjas
María López, residente de Las Orquídeas, dice que la situación de las zanjas se repite en todas partes; sin embargo, afirma que las pueden cerrar. Pone como ejemplo la que había en la calle que lleva al Jardín Botánico.
Hace 13 años, allí había una cuneta con agua, pero asumen que por ser el camino de acceso a un lugar turístico la cerraron. “Eso mismo deberían hacer en la que está a dos cuadras de la anterior porque aquí ni con fumigación se van los mosquitos” concluye la mujer.