Exclusivo
Actualidad
Guayaquil: Lo que suplica la niña que vio como golpearon y balearon a su padre por robarle un celular
La menor de edad que presenció el delito podría sufrir estrés postraumático, pesadillas, depresión y aislamiento social, aseguran terapeutas
“Papito, antes de salir de la casa, revisa bien las cámaras de seguridad y mira si hay alguien por ahí”, le implora ahora Sofía, de 5 años, a su padre, luego de que presenciara la forma cruel y desalmada en que uno de los dos delincuentes que se movilizaban en una moto lo golpearan y dispararan.
Te invitamos a leer: Guayaquil: Un hombre se metió a una casa para escapar de sus verdugos y murió una inocente
La noche del lunes 7 de agosto, el progenitor y la niña salieron de su domicilio ubicado en la manzana 622 de la cooperativa Pájaro Azul, en el sector de la Juan Montalvo, para acudir a una tienda donde iban a comprar una gaseosa y galletas. En ese momento fueron interceptados por los antisociales, quienes no conformes con quitarle el celular, le dieron un cachazo en la cabeza y un tiro, sin importar que la menor estaba presente. Luego de escuchar el tiro, ella gritó: “mataron a mi papito”.
En la actualidad los menores no solo son testigos de delitos como asesinatos y robos, también forman parte de las víctimas mortales de la guerra entre bandas criminales que existe en el país. Del 1 de enero al 8 de agosto en Ecuador han sido asesinados 189 menores de edad, 26 tenían menos de 12 años.
psicóloga clínica
Pero, ¿qué ocurre con los niños y jóvenes que son testigos de hechos violentos?, ¿es necesario que reciban atención psicológica?, ¿la violencia podría volcarse en las aulas de clases? EXTRA consultó con dos especialistas para entender la conducta de un menor tras percibir este tipo de hechos.
Claudia Barahona, psicóloga clínica y terapeuta de un plantel fiscal de Guayaquil, explicó que toda manifestación de violencia deja secuelas devastadoras, no solo físicas, sino psicológicas y emocionales, ya que estamos viviendo circunstancias a nivel social caotizantes y los efectos y consecuencias son terribles para la salud mental, por lo que los niños podían sufrir ansiedad, depresión y estrés postraumático.
“Como docente fiscal en una escuela he tenido que palpar a niños que juegan con pistola y evidencian que para ellos es un escenario normal”.
Para la psicóloga educativa Yanara Chong, coordinadora del DECE de la Unidad Educativa Nuestra Señora del Carmen los efectos emocionales en los menores testigos de violencia podrían durar meses o años y afectar su confianza y su integridad física y emocional.
Las expertas coincidieron en que la niña que visualizó el delito en contra de su padre seguramente podría padecer de traumas que si no son tratados rápidamente generarían terror nocturno, pesadillas, ira, depresión, aislamiento social y miedo a salir de casa.
“Los niños son absorbentes, lo que ven lo imitan, lo que escuchan lo dicen, si un niño está rodeado de violencia o ha visto violencia, lo más recomendable es que asista a una terapia”, expresó.
La abuela de Sofía contó que tras el hecho violento, su nieta será llevada con un psicólogo, ya que está nerviosa e intranquila. “Estamos mal en Ecuador, ya mismo estaremos como Venezuela. Mi nieta le repite a su papá que no salga de la casa”, sostuvo. (AEB)
¿Quieres acceder a todo el contenido de calidad sin límites? ¡Suscríbete aquí!