A la final, el Servicio Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses hizo lo que hizo: sacar los muertos de un contenedor sin refrigeración. Apestaba a demonios. ¿Pero qué pasa con quienes han estado expuestos por largo tiempo a los gases que ha emanado, por más de tres semanas, el contenedor descompuesto lleno de cadáveres? Los médicos están alarmados.

Es alto el riesgo sanitario para quienes hayan estado expuestos muy cerca a este contenedor, que tuvo aproximadamente un centenar de cuerpos en descomposición por 22 días, sostiene Francisco Andino, médico experto en epidemiología. Esto por haber inhalado gases tóxicos, como metano y fenoles, que emanaron de los cadáveres que no estuvieron en refrigeración y soportaron las altas temperaturas climáticas propias de Guayaquil.

A esos gases se añade la nitrosamina volátil, advierte el médico Francisco Plaza, experto en salud pública, expresidente del Consejo Médico Andino, de la Federación Médica Ecuatoriana y del Colegio de Médicos del Guayas. Este último compuesto provoca cáncer, al igual que los fenoles.

Washington Alemán, especialista en enfermedades infecciosas y director médico del Centro Infectológico y Neumológico Alemán Rodas, explica que los problemas que podrían presentarse pueden ser por contacto directo con los cadáveres, si no se aplicaron las correctas medidas de bioseguridad, y por las vías respiratorias, por todos los gases que pueden liberar y fueron inhalados por quienes están cerca de las inmediaciones forenses.

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Por esto, el médico Andino recomienda una cuarentena para todas las personas que estuvieron cerca del perímetro, sobre todo para el personal que manipuló y estuvo cerca de los cadáveres del contenedor dañado, como el que trabaja en la Unidad de Servicio Centro Técnico Municipal. Esto, con el fin de medir y observar los problemas de toxicidad y microbiológicos que podrían presentar.

Quienes hayan estado cerca del manejo de los cadáveres,  deben ser tratadas por clínicos infectólogos y por expertos en toxicología que determinen el grado de lesión que podrían tener y en qué tiempo podría exacerbarse, advierte Andino. Además de que todos los que están alrededor de la zona y hayan tenido un contacto más cercano con dichos restos humanos deben hacerse un examen toxicológico.

Pero “al no observarse el foco, ni generarse las condiciones adecuadas, ni establecerse la cuarentena, ni realizarse los respectivos exámenes toxicológicos ni determinar su grado de lesión”, el epidemiólogo Andino vuelve a advertir que si uno de ellos es portador de un microorganismo generado por este hecho, esa persona puede contagiar a otros grupos humanos. 

Es decir, ellos no deberían tener contacto con nadie. “Estamos hablando de vidas humanas, así sea una”, señala. Por ello insiste en que el Ministerio de Salud Pública ya debió haber establecido un cerco epidemiológico, de acuerdo también con las condiciones ambientales. Además, deben desinfectar la ropa, poniéndola a hervir si es posible.

El oceanógrafo Franklin Ormaza, docente investigador de la Escuela Superior Politécnica del Litoral y director de StationD, expone que los vientos en Guayaquil han estado en el rango de los 3 a 5 m/s, a velocidad normal. El viento, desde ese punto de emisión, estuvo llevando los gases tóxicos y hedores al sector norte y/o noreste.

Ante los microorganismos volátiles que por aerosoles pueden llegar al organismo, Alemán aconseja tomar medidas de prevención, como usar mascarillas con filtro, de esa forma se debe preservar la salud de los trabajadores de los alrededores, así como de quienes tienen que ingresar al centro forense. Caso contrario, las vías respiratorias se irritarán, prevé el médico infectólogo.

Pero ante cualquier malestar, Plaza enfatiza que las personas deben ir al médico. También la ciudadanía debería ser atendida por médicos psiquiatras o por psicólogos, porque el estado mental fue afectado tras toda esta situación.

Pero más allá de eso, Alemán exhorta al Servicio Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses a ya disponer de todos los cadáveres que se encuentran en los contenedores que están en el patio del Laboratorio de Criminalística y Ciencias Forenses. “La solución debe ser el establecimiento del destino final, para erradicar este problema”.

Por otro lado, Plaza propone que se restrinja la circulación vehicular y peatonal por la zona, en un radio de cuatro o cinco cuadras a la redonda, para que no haya más contaminación. Además de que se advierta el estado en que se encuentra el sector.

Reinaldo Torres, quien ha sido coordinador de sectores como Jardines del Salado y otros, muestra preocupación por lo que ocurre. Resalta el peligro que existe para la población aledaña a esa zona, más de 10 mil habitantes entre las urbanizaciones colindantes, incluidas Girasol y Renacer.

Sobre la posible contaminación por compuestos químicos como la nitrosamina, que puede aumentar el riesgo de cáncer, asegura que “eso ya viene desde la época de la pandemia por el Covid19, cuando no pudieron solucionar (el manejo de) tantos cadáveres. Ellos están colapsados. ¡Quién sabe dónde van a parar esos fluidos que se riegan! O vienen las moscas, se posan ahí y se forma un ciclo contaminante”.

Paula Chimbolema, comerciante informal, asegura que ella ha tenido que moverse “un poquito más allá, porque apestaba y además me da miedo eso de la contaminación”. Mientras que Jhonny (omite su apellido por seguridad), habitante de la ciudadela Girasol, dijo que “es cuestionable el manejo de la morgue, alguien debe responder por esto”.

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