Eran apenas las 11 de la mañana del 23 de diciembre cuando se empezó a llenar de personas un local de venta de trago y biela en las calles Los Ríos y Pancho Segura, en el centro de Guayaquil. ¿La razón? Compras de alcohol de última hora para la cena navideña.

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Elizabeth Zambrano fue una de esos clientes que se acercó temprano para comprar 5 ‘jabas’ de cerveza y abastecer su negocio. Explicó que durante la temporada navideña vende hasta el doble de lo que vende en un día común.

Cómo si fuera una ‘fortaleza de cebada’, las pacas de biela se apilaban en torres de casi 2,5 metros de altura en el mencionado establecimiento, respondiendo a la elevada demanda de los clientes. Eloísa, colaboradora de ese local y consciente de la inseguridad que hay en el Puerto Principal, optó por no revelar más detalles sobre su nombre, expresando: “Así como hay clientes, también hay ladrones”.

La trabajadora Eloísa explicó que, a pesar de la delincuencia, solo le queda estar ‘mosca’. Afortunadamente, durante este mes, se cuenta con patrullas policiales que recorren el sector cada dos horas, vigilando en busca de cualquier actividad sospechosa. De acuerdo con datos de la Poliía Nacional, este mes se desplegarán 51.781 uniformados en lugares estratégicos de mayor afluencia.

Siguiendo la perspectiva de Zambrano, Eloísa reconoció que las festividades navideñas y de fin de año son momentos de alta demanda, caracterizados por un notable aumento en las ventas. En este contexto, compartió la información de que tienen programado abrir su local el 24 de diciembre desde las 8:30 hasta las 00:00.

El regalo de Sonia Macías para su familia en la cena navideña consistirá en un par de jabas para ‘vacilar’ en la Nochebuena, razón por la cual cerca de las 11:30 y con el solazo, se dirigió al local en el centro porteño para ‘emplutar’ a los suyos.

La adquisición de bebidas alcohólicas no es la única tarea que los habitantes de Guayaquil dejan para el último momento. En “El Sabrosón”, situado en las calles Los Ríos y Bolivia, las personas se aglomeraban en una larga fila, buscando comprar pavos y cerdos ya cocinados para compartir con sus familiares.

Juan Pérez acude cada año a este establecimiento durante la temporada navideña para adquirir dos tarrinas de cerdo, cada una valorada en 13 dólares, destinadas a la cena de Nochebuena para los 15 miembros de su familia que llegarán este día a su casa.

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