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Guayaquil: Bandas criminales roban casas para usarlas de centro de operaciones
En al menos seis sectores de la urbe, criminales expulsan a dueños de viviendas. Policías han recuperado decenas de inmuebles
Con la ilusión de tener una casa, Mauro pidió un préstamo para construir su vivienda en el sector de la Nueva Prosperina, en el noroeste de Guayaquil. De a poco empezó a edificar su hogar en el terreno que había adquirido, hasta concluir su meta. Pero ese anhelo se truncó.
Abusivamente y con violencia, sujetos que, según información policial, pertenecen a la organización terrorista Los Tiguerones, amenazaron al hombre para que abandone el inmueble. Él, para evitar problemas y proteger a los suyos, se marchó y dejó botado el predio.
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“Nosotros abandonamos la casa porque llegó por aquí gente a posesionarse de las casas. Dejamos abandonado hace año y medio”, cuenta.
Para mantener su seguridad, no indica en dónde estuvo viviendo durante ese tiempo. A inicios de junio intentó averiguar qué había ocurrido con su domicilio. También le interesaba limpiarlo, en caso de que se encontrara abandonado, para volver a residir allí.
Con esa intención envió a una persona para que realice la limpieza del lugar. Quien debía cumplir esa tarea se percató de que el inmueble estaba ocupado, e inmediatamente le avisó. Mauro luego informó lo sucedido a la Policía Nacional, cuyos agentes acudieron al sitio a verificar esa alerta, el pasado lunes 10 de junio.
Los uniformados del distrito Nueva Prosperina comprobaron que en el interior había un colchón, una cama y otros objetos que indicaban el uso que le daban a la vivienda.
El teniente coronel Roberto Santamaría, jefe policial de ese distrito, indicó que desde el interior se escuchaban gritos. “Hemos ingresado y hemos verificado que era un lugar en donde se tenía a personas secuestradas. Encontramos las cuerdas con las que amarraban a las víctimas, los colchones y las tarrinas de comida que les llevaban”.
¿Por qué el noroeste es la preferencia de los pillos?
El caso de Mauro es uno de tantos que han sido detectados este año en Guayaquil. Según datos policiales, hay al menos seis sectores de la ciudad donde las bandas criminales se han apropiado de las viviendas. Por esa razón se realizaron operativos para recuperar domicilios de manos de delincuentes (ver infografía a continuación).
La primera intervención se ejecutó en Socio Vivienda, donde hubo denuncias de que 70 casas fueron tomadas por las bandas. Es posible que hayan ocurrido más casos que no fueron alertados. Además, el miedo a denunciar también juega un papel en otros hechos que no salen a la luz.
Otro dato importante de esta problemática es que todas las zonas corresponden al noroeste de Guayaquil y al mismo distrito. La razón principal es que en gran parte son terrenos de difícil acceso, con calles de tierra, como cerros en Monte Sinaí, a los que solo se puede llegar en motos o carros todoterreno.
Esta característica facilitó, por ejemplo, que en una colina de la cooperativa Nueva Guayaquil se levantaran, con fines delictivos, 10 viviendas rústicas en menos de un mes, según información de la Secretaría Técnica de Prevención de Asentamientos Humanos Irregulares.
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En esa zona, según Santamaría, los delincuentes practicaban secuestros y sicariatos. Además, vigilaban si policías se acercaban y se avisaban por radio comunicadores para huir del sitio.
Ernesto, un ciudadano que vive en uno de los sectores afectados y que también participa en actividades sociales en esa área de la ciudad, ratifica esa realidad: las bandas se apropian de viviendas que están en zonas de difícil acceso.
“En el Guasmo, por ejemplo, eso no se ha visto casi. Ellos buscan las zonas a las que sea difícil acceder, porque así pueden tener más control. Todo lo tienen vigilado, tienen sus claves, se avisan haciendo cambio de luces con las motos para no ser descubiertos o atrapados. También algunas de las tricimotos les avisan todo lo que pasa”, explica.
Unos han vuelto a sus barrios
Ernesto comenta que en Socio Vivienda, efectivamente, ha conocido casos de familias que abandonaron sus inmuebles porque las bandas les exigieron el pago de extorsiones, o se apoderaron de sus casas a la fuerza.
“Socio Vivienda nació como un proyecto para otorgar casas a quienes fueron retirados de las orillas del Salado. Muchos, por la inseguridad y el miedo a las bandas, regresaron a vivir a sus antiguos barrios. Al menos están más cerca de sus familias y conocen a los vecinos”, revela.
Según su criterio, Socio Vivienda y otros planes habitacionales, como Ciudad Victoria, han sido vulnerables ante los grupos criminales, debido a la falta de una planificación adecuada por parte de las autoridades nacionales y locales. Esto ha generado una carencia de control sobre quienes residen en esos sectores y si tienen los documentos necesarios para habitar.
Finalmente, señala que los grupos criminales buscan tener contacto con dirigentes o personas influyentes para poder legalizar inmuebles y utilizarlos con fines delictivos.
“Supe de un tipo que decía ser mafioso, que le pidió a un directivo barrial que lo ayude a poner a su nombre un terreno, pero que estaba registrado por otra persona”, recalca.
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