Entre las ciudades con mayor número de cámaras de vigilancia está Guayaquil. 34.000 dispositivos tiene la urbe; sin embargo, sus habitantes no se sienten seguros.

Bogotá (Colombia) es la urbe que encabeza la lista con 44.291 cámaras. Allí viven cerca de 8 millones de habitantes, según datos de la firma inglesa de investigación Comparitech. Le sigue Guayaquil, con 2,66 millones personas.

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El tercer y cuarto lugar son ostentados por dos ciudades brasileñas: Río de Janeiro, que tiene 27.575 dispositivos y 13,73 millones de personas; y Belo Horizonte, 18.187 dispositivos para una población de 6,25 millones de ciudadanos.

A pesar de ser la segunda ciudad en la región más vigilada por cámaras de videovigilancia, a diario se reportan asesinatos, extorsiones y sus moradores denuncian su temor por caminar. El guayaquileño Gabriel Torres no se siente “tan seguro”. Eso porque sin policías o militares patrullando las calles, cree que igual uno tiene que estar siempre alerta para evitar que le roben o lo secuestren.

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El taxista Pedro Muñoz dice que durante sus recorridos no ve a las fuerzas del orden patrullando. En cambio, para Pedro Murillo, los militares y policías están en sitios que no son zonas rojas para prevenir delitos. Es por eso que Torres agrega que, desde su perspectiva, las cámaras ayudan, pero no reemplazan una presencia de seguridad más activa.

Sin embargo, Fernando Cornejo, presidente del directorio de Segura EP, afirma que las cámaras ayudan a persuadir a los delincuentes, ya que saben que los están observando. Agrega que este mecanismo ha coartado 14.000 delitos.

Pero eso no lo percibe Jazmín Caicedo, habitante de Sauces 4. A su juicio, “las cámaras han servido solo para registrar cómo nos atacan. No han frenado los robos en absoluto”.

Abraham Correa, exgeneral de la Policía Nacional y gerente de Logística de Carseg S.A., señala que a pesar de que haya un incremento en cámaras, la Policía no puede estar en todos los lugares. Es por esto, expone, que en algunas ocasiones llegan después de que los hechos ocurrieron.

Eso, porque el personal con el que cuenta la Policía en Guayaquil no es suficiente. Agrega que el que haya mayor número de cámaras tampoco significa mayor seguridad, pues algunas de ellas no funcionan porque no tienen mantenimiento y porque los delincuentes saben que están siendo vigilados, por lo que usan gorras, capuchas y mascarillas.

Según Segura EP, el 6 % de las 34.000 cámaras no están operativas, otras 164 fueron vandalizadas y dos están dañadas por falta de mantenimiento.

Rodrigo Braganza, gerente general de Vigsepe-GER y excomandante del Grupo de Intervención y Rescate, afirma que se deben cambiar. También deben trabajar con tecnología con inteligencia artificial para que, a través de la analítica, dé alertas para cuando vean sospechosos.

El titular de Segura EP, Fernando Cornejo, manifestó que los índices de inseguridad han venido bajando. “En Guayaquil tenemos un descenso de muertes violentas del 28 %”, también de violencia de género, del 18 %”.

Sobre los delitos de extorsión y secuestro están entre el 160 % y 170 %, respectivamente; hace dos meses fue el 190 %.

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