Un grupo de personas formaba una fila para ingresar a ‘La 18’. No estaban apurados, tampoco con miedo. Solo querían disfrutar de un buen ‘cuerpeo’ para olvidar la ‘pesadilla’ que vivió Guayaquil la semana pasada por atentados terroristas.

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Al mediodía del martes 16 de enero, el ambiente en el popular barrio de tolerancia, ubicado en las calles Brasil y la 18, al suroeste porteño, era diferente al de siete días cuando suspendieron la atención por la inseguridad. Ahora, de a poco, retornan los clientes a las camas de las sexoservidoras.

Brenda Rentería, dirigente de la Asociación del Centro de Diversión para adultos ‘La 18’, aseguró que la actividad va mejorando con el pasar de los días. 

Antes de la declaratoria de conflicto armado interno en Ecuador, ‘La 18’ recibía hasta 1,200 personas diarias, según Rentería, pero después de los ataques en la ciudad, hasta 200 clientes ‘asoman’ al día. La dirigente añadió que el día sábado 13 de enero, aproximadamente 1.500 clientes pagaron por un ‘delicioso’.

Para garantizar la seguridad de su clientela y lograr que aumenten sus ingresos, Rentería afirmó que el establecimiento cuenta con la protección de cuatro guardias de seguridad, ocho cámaras de vigilancia, un torniquete de salida y botones de pánico de la Policía. 

Alex López repara licuadoras y vende repuestos de electrodomésticos en el bullicioso mercado Cuatro Manzanas, entre las calles Francisco Dávila y Pío Montúfar, uno de los sectores comerciales más concurridos de la urbe. “Antes solía ganar hasta 30 dólares diarios, pero luego de lo de TC (terroristas se tomaron el canal), apenas logro 4 dólares. Aunque actualmente ya hay más clientes, la mejora ha sido leve”, afirmó.

En la misma feria donde ‘camella’ López, Valeria Rodríguez comercializa prendas de vestir. Para ella no ha mejorado en nada la situación, “nos han dañado la economía”, se quejó. Por ejemplo, la mañana de ayer no había logrado vender nada de ropa.

En las calles 25 y la K, suburbio, en el conocido ‘mall del piso’, donde los vendedores utilizan la calle como su ‘local’ de emprendimiento, Stephania Ramírez, quien vende maquillajes, asegura que las ventas han comenzado a mejorar desde el pasado fin de semana, cuando más personas le ‘hicieron el gasto’, y finalmente pudo obtener ingresos para alimentar a su familia, ya que “en toda la semana pasada, no se vendió casi nada”, por la situación de emergencia en el país.

Las 36 cabinas de la noria ‘La Perla’, dejaron de girar vacías, como ocurrió el fatídico 9 de enero y este martes, siete días después, empezó a llenarse como muestra de que Guayaquil poco a poco despierta.

“En promedio, a nivel nacional se dejaron de vender 317 millones de dólares diarios a causa de la inseguridad que se vivió la semana anterior”, indicó la Cámara de Comercio de Guayaquil.

De esa cifra, las pérdidas fueron de “alrededor de 135 millones de dólares diarios exclusivamente en Guayaquil”, por lo que “esta semana, tras el accionar de las Fuerzas Armadas en contra de la delincuencia, esperamos que la actividad económica retome cierto grado de normalidad”, precisó la entidad.

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