Es preciso y enfático al momento de objetar sus argumentos. Tanto así que —por la intensidad de algunas respuestas— tiene que acomodarse el cabello para no perder la ‘pinta’. Se trata del abogado Francisco Jiménez, guayaquileño de 52 años, con una trayectoria política de más de dos décadas. Su último cargo fue ser el ministro de Gobierno del presidente Guillermo Lasso, en el que fue pieza clave para la toma de decisiones de varios acontecimientos sociales y políticos, como las movilizaciones de junio de 2022 o la consulta popular de 2023. Diario Extra habló con el jurista sobre este y otros temas que fueron trascendentales para el país y lo pusieron en la palestra pública.

- Renunció cuando el presidente Guillermo Lasso enfrentó el duro revés en la consulta popular. ¿Desistió del apoyo a este proyecto político?

- Estuve prácticamente un año en el cargo. Afronté tres intentos de destitución del presidente por parte de otras organizaciones, instituciones y actores políticos. En el momento que salí, ya cumplí un ciclo y era importante un proceso de renovación. La consulta popular fue una oportunidad perdida para el país, pero al final del día quien decide es el soberano: el pueblo.

- ¿Cuáles fueron las limitantes que enfrentó y que hicieron que esta carta clave para la gestión del presidente fracasara en las urnas?

- Había un desgaste importante en el Gobierno, porque habíamos tenido que sobrellevar los intentos de destitución. El ejercicio político es una permanente lucha para evitar ese desgaste y eso se hace con una organización política apropiada, tendiendo puentes con las diferentes fuerzas políticas.

- Estuvieron a punto de firmar la muerte cruzada para disolver el parlamento. ¿En algún momento instó a Lasso para que lleve a cabo la disolución de la Asamblea o estuvo contra la espada y la pared en esta decisión?

- Lo discutimos. Y teníamos listo el decreto, solo era cuestión de enviarlo al Registro Oficial. Lo teníamos como última medida. Era prácticamente un botón rojo. Pero primero queríamos estar seguros de cómo iba la votación en la Asamblea. No era un escenario que se buscaba, pero estábamos listos. Lo habíamos discutido y evaluado.

- Leonidas Iza fue parte de los líderes que estuvieron frente a las movilizaciones. ¿Cree que su objetivo tuvo que ver con cambios a nivel político/social o quiso desestabilizar al Gobierno?

- En algunas cosas coincido con sus análisis sobre los problemas sociales, de olvido y de discriminación que han sufrido las clases más desfavorecidas del país. Y en otras discrepo, sobre todo en los métodos para llevar a cabo estas reivindicaciones. Debemos hacer un esfuerzo por buscar unificación o cierta coexistencia con los diferentes actores políticos para afrontar a los que sí son los enemigos del país: mafias, narcotráfico, violencia y caos.

- En un inicio usted consideró que sería gravísimo e inconstitucional un posible juicio político en contra del presidente Lasso. ¿Se mantiene en eso?

- No apruebo el juicio político. Creo que la Asamblea está forzando las circunstancias para llevar al presidente a un estrado que no lo merece. El juicio político no puede ser un concurso de popularidad del presidente, ni saber si les cae bien o mal, si les gusta o no el Gobierno. Pudieron existir muchas equivocaciones, pero las destituciones se producen por razones y causas específicas. En esa diferencia estriba la estabilidad democrática de un país.

- Usted es parte de la directiva nacional de CREO. ¿Qué opina sobre las supuestas vinculaciones del líder del movimiento con la mafia albanesa?

- Estamos seguros de que Lasso no tiene ningún tipo de vinculo con ningún tipo de mafia u organización criminal. Es un despropósito. La recomposición dentro del partido es algo que se debe llevar a cabo de manera urgente, si se quiere tener una oportunidad más allá de este ejercicio gubernamental.

- En materia de seguridad, ¿qué se debe hacer ante la pérdida de control del Gobierno en el sistema carcelario?

- Hay dos acciones: cambio de modelo de gestión y la recuperación de la capacidad de intervención del Estado, sobre todo cuando los hechos delincuenciales se producen.

- ¿Qué les dice a aquellos que lo tildan de correísta y mencionan que su limitada acción se debió a su afinidad con esta línea política?

- Cuando tenía 10 años me decían que existía el cuco, pero nunca creí en eso. Nunca he vivido ni de cuentos ni de especulaciones. He vivido de mis acciones, yo he servido donde he podido servir. Ni mi trayectoria se resume a un solo cargo ni a un solo periodo, ni jamás he dejado que yo pueda ser definido por lo que otros dicen de mí. Dicen que era de los principales cuadros cuando fui gobernador, cuando fui ministro. Que me reunía secretamente en cofradías extrañas. Todo es fábula, fantasía.

- Si Rafael Correa regresara al poder y le pidiera fungir en una cartera de Estado, ¿aceptaría?

- El buen caminante no regresa sobre camino ya recorrido. Tengo mi trayectoria. He desempeñado mis cargos públicos y siempre he tenido como norte al pueblo ecuatoriano y sus soluciones. Uno debe ser coherente con lo que piensa, dice y hace. No tengo expectativa de estar ocupando cargos públicos si no es exclusivamente para servir a mi gente.