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El femicida serial de Orange (EE. UU.) fue condenado a 160 años de cárcel
Khalil Wheeler-Weaver, de 25 años, fue juzgado por tres femicidios, un intento de asesinato y otros cargos.
Finalmente, Khalil Wheeler-Weaver, de 25 años, fue condenado a 160 años de prisión luego de ser juzgado por tres femicidios y un intento de asesinato y otros cargos, como secuestro, profanación de restos humanos e incendio intencional agravado. El asesino de tres mujeres escuchó el 6 de octubre de 2021 cómo la única víctima que se le pudo escapar declaraba frente a un juez de Nueva Jersey.
Según la agencia de noticias The Associated Press, Tiffany Taylor tomó la palabra y dijo: “Toda mi vida es diferente”. “Ya no me maquillo; no tengo amigos. Siempre estoy paranoica. Pero estoy feliz de seguir aquí. Espero que no le muestren ningún remordimiento, porque él no está mostrando ningún remordimiento”, agregó la víctima que consiguió sobrevivir al magistrado.
Entre septiembre y noviembre de 2016, Wheeler-Weaver violó y asesinó a 3 mujeres. En el medio, también violó y secuestró a Taylor, aunque ésta pudo escapar de las garras del femicida, reseña también medios internacionales como el diario digital Infobae.
Las víctimas
La primera víctima fue Robin West, una joven de 19 años que vivía en Filadelfia. Fue encontrada muerta y prendida fuego en una casa abandonada de la ciudad de Orange, Nueva Jersey en septiembre de 2016. Su cuerpo estaba tan desfigurado que los médicos forenses solo pudieron identificarla utilizando registros dentales, según reportó AP.
Al mes siguiente Wheeler-Weaver se encontró con su siguiente víctima. Joanne Brown, de 33 años, quien estuvo desaparecida durante más de un mes antes de que las autoridades encontraran su cuerpo. Tenía los ojos y la boca tapados con cinta y un abrigo atada alrededor de su cuello. También fue encontrado en una casa abandonada en Orange.
En noviembre se produjo su encuentro con Taylor. La víctima, que tenía 34 años al momento del hecho, estaba sin hogar y embarazada de unos meses. Según le relató al diario North Jersey, conectó con Wheeler a través de un amigo en común y durante semanas este la llamaba y le mandaba mensajes. Una noche arreglaron para verse y Taylor lo pasó a buscar. El femicida tenía unos guantes y una máscara de ski al momento de subirse al auto. Un rato después, le dijo que tenía que ir al baño y le pidió que frenara el auto.
“Eso fue lo último que recuerdo”, dijo. “Luego me desperté en el asiento trasero y me estaba asfixiando y violando por detrás… y luego me estranguló más… y me desmayé”.
Luego de violarla varias veces más, según cuenta Taylor, la esposó y le puso cinta alrededor de la cara. Pero Taylor logró quitarse la cinta de la boca y pudo zafar una de sus manos de las esposas gracias a la hipermovilidad de sus articulaciones, lo que se conoce como articulaciones dobles.
Sin que Wheeler se diera cuenta de su mano libre, lo convenció de que la llevara de nuevo a su cuarto de hotel para que le diera su celular, que tenía evidencia de sus mensajes de texto y sus llamadas. Él aceptó.
Mientras Wheeler esperaba al otro lado de la puerta, Taylor le contó la situación a su amiga que estaba en el cuarto. Wheeler comenzó a impacientarse y a golpear la puerta, pero en ese momento Taylor le mostró su mano libre y Wheeler salió corriendo. Inmediatamente Taylor llamó a la policía, pero estos no acudieron al lugar. “No me creyeron”, relató la mujer. “Pensaron que estaba mintiendo”.
Wheeler-Weaver permaneció en libertad y poco después asesinó a su última víctima.