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Feligreses suplicaron a Dios por el fin de la violencia en Ecuador: “Señor, sálvanos de tanta maldad”
Betty Manzaba acudió a la procesión del Cristo del Consuelo a pedir por la recuperación de su hermana, quien recibió una bala perdida. La adulta mayor aún tiene el proyectil alojado en el cuerpo
Este año, las oraciones de Betty Manzaba Campuzano, en su recorrido durante la procesión de mayor congregación de feligreses, la de Cristo del Consuelo, tenían un significado más ferviente. Pedir por la recuperación de su hermana Zoila, de 77 años, quien el sábado 1 de abril fue alcanzada por una bala perdida, durante un enfrentamiento entre delincuentes, en La Floresta, sur de Guayaquil.
Betty, de 70 años, llegó acompañada de su esposo, Francisco Rojas Rabadad, sus hermanos Francisco, Roberto, sus hijos y dos de sus nietos. Tanto ella como su cónyuge recorrieron descalzos las calles.
“No es la primera vez que venimos a la romería, tenemos más de 4 décadas haciéndolo en familia, para nosotros es un acto de devoción, de fe, de amor a Dios. Pero esta vez es diferente, porque pedimos por la salud de mi hermana, ella está convaleciente con una bala en su cuerpo. Es una víctima de la delincuencia que azota a este país. Señor, sálvanos de tanta maldad”, pidió la septuagenaria con la mirada al cielo, mientras su mano izquierda sostenía una cruz con la imagen de Jesús y la derecha, una vela encendida.
Cinthya Rojas, quien como de costumbre acompaña a sus padres en su acto de fe a Dios, contó que su tía estaba sentada en el portal de su casa cuando dos sujetos en moto comenzaron a disparar. “La bala le ingresó por el hombre derecho, le partió la clavícula, aún no se la han podido sacar. El 29 de abril la operan. Esto es consecuencia de la inseguridad del país”, dijo la joven.
Madre de familia
La familia Rojas Campuzano reside en las calles Calicuchima y la Séptima (suroeste), ellos formaron parte del centenar de personas que iniciaron su recorrido en el santuario ubicado en las calles Lizardo García y calle A, hasta culminar en la plaza con el Monumento de la Fe del Cristo del Consuelo para acompañar la imagen de Jesús en la cruz.
Ayer, las plegarias de María Isabel Cevallos Sánchez también estaban cargadas de fervor. Esta vez su acompañante fue Franklin, su nieto de 4 años. La señora confesó la intranquilidad que siente por la violencia que se vive en el Puerto Principal y que su mayor temor es que uno de sus tres hijos sean víctimas de la delincuencia.
“Mi hijo menor tiene un carácter complicado. Siempre me dice que él no se va a dejar robar, que si es de enfrentarse al delincuente lo hará. No estoy tranquila hasta que lo tenga en casa. Hoy le pido a Dios de rodillas que pare tanta matanza, que Ecuador vuelva a ser el paraíso que era antes. Hace un año, a un sobrino lo mataron en la cárcel”, recordó.
Madre de familia
Desde hace más de una década, el fiel acompañante de Lucía del Carmen Martillo Morán, a la procesión del suburbio, es un afiche de Diario EXTRA, el cual fue colocado en un cuadro de madera y vidrio. Ayer, durante sus alabanzas y oraciones, pedía por la paz del país. “Esta imagen la traigo todos los años. Hace dos días en el sector donde vivo robaron a la tienda del barrio. Llegaron unos tipos armados. Nos estamos acostumbrados entre balas y muertos. Le pido a Dios por la salvación, que toque el ama de los seres humanos”, dijo la señora, quien reside en el bloque 1 de Unión de Bananeros, en el Guasmo sur, el segundo sector con mayor violencia de Guayaquil.