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Éxodo ecuatoriano por la guerra
Una joven narra la situación que vive después de salir de Ucrania hacia Polonia. Otro, en cambio, cuenta cómo es refugiarse en un búnker.
Han pasado más de 48 horas desde que se inició el conflicto en Ucrania, tras el ataque del ejército ruso, y las consecuencias son visibles: destrucción y muerte. Eso no solo ha provocado terror en los habitantes, sino que también los ha empujado a abandonar sus hogares para buscar refugio en otros países.
Aquella ‘marea’ humana también la integran ecuatorianos como Zaida Constante, quien llegó a Kiev hace dos años para cursar una maestría. Al culminarla, prefirió quedarse en ese país europeo a trabajar, por la difícil situación en Ecuador. “Decidí traer a mi hijo. Él ya estudiaba en el jardín acá (Ucrania)”, indicó.
Sin embargo, la llamada de un amigo lo cambió todo. Era la mañana del 24 de febrero de 2022, cuando le comunicaron que el ataque de Rusia había empezado.
Zaida arrendaba un departamento en las afueras de Kiev junto a su hermana Diana. Tras la incursión armada, tuvieron que abandonar sus pertenencias para sobrevivir: televisores, refrigeradora, planchas...
No hubo tiempo para nada. Pusieron algo de ropa en las maletas, tomaron un poco de comida e, incluso, embarcaron a su perrito para dirigirse hacia Polonia. “Traje hasta unos juguetes para que el viaje no fuera tan pesado para mi hijo”.
Residente en Ucrania
Un amigo de ambas hermanas se ofreció a llevarlas. Subieron lo poco que lograron reunir y salieron presurosos antes de que los rusos llegaran al centro de Ucrania.
“Estamos yendo a la frontera por la zona de Rebernya y nos encontramos a tres horas del punto fronterizo polaco más cercano, para que nos pidan nuestros documentos e ingresar”, narró Zaida durante el periplo.
Pero el viaje parecía interminable. Las filas de autos delante del carro en el que viajaba la ecuatoriana eran muy largas. “En cuatro horas solo hemos avanzado 100 metros”.
Los que se quedaron
Pero este no es el único caso de un ecuatoriano sufriendo por la guerra, que hasta ayer había dejado más de 100 muertos. En Vínnytsia, ciudad que está a tres horas de Kiev, decidió quedarse un joven quiteño llamado Sebastián Báez.
Mediante su cuenta de Twitter, el muchacho contó que “nos despertamos a las 4 de la mañana (del 24 de febrero) con una alarma y sirenas ante un posible ataque y bombardeo”.
Luego bajaron hasta el primer piso del edificio donde reside para llegar rápidamente “al búnker esperando lo peor”. Después escribió que la situación estaba calmándose.
Esto es vivir una situación de guerra, estar preparando tu almuerzo. Y de la nada tener que bajar al búnker, porque no sabes en qué momento pueda ocurrir algo y/o vivir con el miedo constante de que tu vida está en peligro. #ucrania #ukraine pic.twitter.com/BshuVN5wVh
— Sebastián Báez (@BastianBaez12) February 25, 2022
Báez subió videos en los que él y otros ecuatorianos aparecían tomando sus cosas para refugiarse. Más tarde, las imágenes los mostraban dentro de un refugio subterráneo.
“Esto es vivir una situación de guerra: estar preparando tu almuerzo y de la nada tener que bajar al búnker, porque no sabes en qué momento pueda ocurrir algo y/o vivir con el miedo constante de que tu vida está en peligro”, describió el muchacho.
Al otro lado del mundo
Mientras ambos ecuatorianos vivían todo ese drama bélico en la zona ucraniana, en Quito un grupo de personas se apostó para protestar frente a la Embajada de Rusia (norte de la ciudad). Entre ellos estuvo Olena Yurchenko, quien residía en Kiev junto a su esposo, el ecuatoriano Henry Rodríguez.
Ambos junto a su hija llegaron desde Europa a la capital para las fiestas decembrinas pasadas. “La idea era regresarnos lo más pronto, pero llegó la guerra”, contó Henry cerca de Olena, quien no podía hablar por la tristeza que sentía.
Su angustia crecía porque sus padres se refugiaron en la casa de esta pareja de esposos. “Dando gracias a Dios, mis suegros se encuentran bien, pero no sabemos cuánto tiempo más puedan estar a salvo”.
Ecuatoriana en Ucrania
Henry siente mucha tristeza por la situación que atraviesa el país donde formó una familia mientras estudiaba Ingeniería Aeroespacial. Incluso, lamenta que su hija sufra las consecuencias porque ella ya no quiere estar en el Ecuador. “Nos pregunta cuándo podremos volver”.
Pero ellos no pueden darle una respuesta. Tampoco lo han hecho las autoridades rusas al mundo para saber si este conflicto tendrá una pronta solución. La condición para negociar es que Ucrania deponga las armas y, hasta que eso suceda, el sufrimiento se agudiza.
“No vamos a morir si no podemos importar productos”
El embajador ruso en Ecuador, Vladimir Sprinchan, argumentó que la incursión del ejército de su país tuvo una razón y fue defender a los territorios que no están de acuerdo con la política del Gobierno ucraniano.
“Recordemos que los líderes actuales de Ucrania depusieron al presidente elegido legítimamente en 2014 (Víktor Yanukovich)”. Incluso el funcionario detalló que en esa zona ha sobrevivido la ideología nazi, que ha amenazado, desde entonces, la seguridad de Rusia.
Por eso, dijo que los ataques no se estarían dirigiendo a la población civil que, a su criterio, ha dado su apoyo desde hace tiempo al Gobierno de Vladímir Putin. “Es así que no se ve mucha resistencia”, indicó.
Agregó que las ofensivas rusas están enfocándose en objetivos militares.
Con respecto a las sanciones impuestas desde Estados Unidos, Sprinchan detalló que los únicos perjudicados serán los países que hagan negociaciones con Rusia.
“Nosotros venimos sufriendo esta guerra económica desde hace ocho años y aun así nos hemos adaptado. No vamos a morir si no podemos importar uno que otro producto”.
Por eso, recordó la importancia que tiene el Ecuador en el tema económico: es el segundo país latinoamericano, luego de Argentina, en enviar más productos a la nación de Sprinchan.
En cuanto a los ecuatorianos afectados por el conflicto, el embajador ruso sostuvo que se ofreció ayuda para formar un corredor humanitario para las autoridades de la Cancillería, pero no se aceptó.