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Las autoridades suelen hacer regar el trago a los infractores para que de alguna forma aprendan la lección.René Fraga

Estudiantes universitarios de Quito peligran luego de que se pegan unas copas

La Policía realiza constantes operativos para desalojar a los chicos, pero ellos no hacen caso. Son víctimas de robo y escopolamina.

Estudiantes de algunas universidades ubicadas en el centro norte de Quito se han convertido en presas fáciles de la delincuencia.

Los jóvenes ocupan las calles y pasajes aledaños a las instituciones educativas para beber licor en sus horas libres y cuando terminan clases.

Esto incomoda a los moradores de La Mariscal, quienes aseguran que estos lugares se han transformado en ‘cantinas callejeras’ donde suceden delitos. Y las principales víctimas son los chicos universitarios.

Gabriela Burgos vive en un edificio cerca de la 12 de Octubre y afirma que los ‘choros’ y ‘brujos’ suelen ‘tapiñarse’ entre los grupos de estudiantes.

Y cuando ya están en avanzado estado etílico, les quitan sus pertenencias y los agreden. “Se han reportado casos de estudiantes escopolaminados. Gracias a Dios no se ha escuchado de mujeres agredidas sexualmente... todavía”, señala.

Fernanda Salazar, otra moradora de la zona, señala que las tardes de los jueves y viernes la calle Jerónimo Carrión está atestada de estudiantes. “Suelen haber de 50 a 70 chicos. Llegan en carros y suelen poner la música a todo volumen”.

Salazar añade que hay ocasiones en las que los universitarios no ingresan a clases y desde las 07:00 están con su botella de licor. “Ni desayunan y ya están alcoholizados generando problemas”.

Por eso han creado chats comunitarios para reportar este tipo de casos.

Vecinos alertan de la presencia de chicos bebiendo en chats comunitarios.René Fraga

Resabiados

El capitán Carlos Mosquera realiza un operativo por el sector en conjunto con personal de la Agencia Metropolitana de Control (AMC). Su objetivo: buscar jóvenes que estén bebiendo en el espacio público.

Es la calle José Tamayo. Tres jóvenes beben cerveza. Están mareados. Cuando observan el patrullero tratan de esconder la botella, pero ya los vieron.

Una funcionaria de la AMC pregunta quién es el dueño del recipiente. Un joven le responde tartamudeando que no estaban haciendo nada y se hace responsable de la ‘biela’.

La autoridad le explica que no puede beber en la calle porque es una infracción. Le extiende una citación y le dice que puede ir durante los próximos diez días a la Administración Zonal para pagar la multa de 212 dólares.

El operativo avanza a las calles Isabela Católica y Alfredo Mena Caamaño. En el lugar, varios grupos de chicos camuflan botellas de plástico en sus mochilas al ver a las autoridades. Unos logran correr, pero otros son rodeados.

Tres chicas que bebían vodka escondieron los vasos donde habían servido el licor. Los policías les quieren revisar las mochilas pero ellas, un poco altaneras, les dicen: “vayan a ver a los ladrones que roban, no a nosotras”.

Mosquera señala que durante los operativos deben soportar a los estudiantes resabiados que no quieren hacer caso. Algunos colaboran con sus documentos, otros insultan a los uniformados, “pero siempre estamos ahí para resguardar su seguridad”, dice el capitán.

"Realizamos operativos para desalojar a los chicos y así proteger que no sean víctimas de delincuentes”.Carlos Mosquera
Capitán de Policía

Las discos, otro relajo

Mosquera indica que otro problema que enfrentan en los alrededores de los centros educativos son las discotecas y bares. En estos lugares, según el oficial, los ‘choros’ aprovechan y atacan a los estudiantes que salen tomados. “Les roban sus cosas, se meten en sus carros. Han sido víctimas de la escopolamina”, advierte.

Sebastián Quiñónez espera en la puerta de una discoteca en la calle Veintimilla. El joven, de 19 años, reconoce que los estudiantes son presas fáciles de los malhechores, especialmente las mujeres.

Quiñónez cuenta que cuando las chicas salen a tomar el taxi son abordadas por sujetos, quienes con destornilladores o cuchillo les quitan las cosas. “Por eso solemos salir en grupos, pero si alguien nos quiere robar nos dejamos. No podemos hacernos los héroes frente a un arma blanca”, sentencia el joven.

"Está bien que quieran disfrutar, pero algunos no tienen vergüenza y toman donde quieren”.Gabriela Burgos
Moradora